Escrituras

 

 Segunda Carta de Pablo a los Corintios 

1 1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la congregación de Dios que está en Corinto y a todos los santos que están en la entera Acaya. 2 Que tengáis el favor y la paz de Dios nuestro Padre, y del señor Cristo Jesús. 3 Que el Dios y Padre de nuestro señor Cristo Jesús sea bendecido, pues es un Padre misericordioso 4 y un Dios que nos consuela y nos conforta cuando estamos preocupados, para que reconfortados por Dios, también nosotros podamos consolar a los que se encuentran en este mismo estado de ánimo, por abundar en nosotros el consuelo que recibimos de Él, 5 a pesar de que también abunden las preocupaciones por causa del Cristo. 6 Ahora nosotros nos preocupamos por vosotros para que os sintáis amparados, y de esta manera seáis capaces de soportar la misma ansiedad que nosotros soportamos, 7 y a nuestra vez, somos reconfortados con la certeza de que, si participáis de nuestras ansiedades, también participareis de nuestro consuelo. 8 Debéis saber hermanos, que la gran prueba que nos sobrevino en el Asia nos golpeó muy duramente, más allá de nuestras fuerzas, pues hasta creímos perder la vida por estar convencidos de haber recibido la sentencia de muerte. 9 Pero así hemos aprendido a apoyarnos, no en nuestros propios medios, sino en el Dios que resucita a los muertos, 10 porque Él es quien nos ha librado y quien sigue librándonos, por esto ponemos en Él la esperanza de que también en el futuro nos librará de algo tan grande como es la muerte; 11 y vosotros podéis cooperar con vuestras oraciones a que mediante las plegarias de muchos, se nos conceda este don, porque de esta manera serán muchos los que tengan ocasión de dar las gracias a Dios. 12 Hay una cosa que nos alegra, la de sentirnos con la conciencia tranquila por habernos comportado en el mundo, y en particular entre vosotros, no según los principios de la filosofía humana, sino movidos por la sencillez y por la sinceridad que Dios nos ha donado. 13 Por esto, espero que por fin os deis cuenta de que en aquello que nosotros os escribimos no hay nada más de lo que leéis. 14 Por otra parte, habéis reconocido que para vosotros somos un motivo de gloria, igual que vosotros lo seréis para nosotros en el Día del señor Jesús. 15 Convencido de esto, proyecté ir a visitaros en primer lugar, para que tuvieseis una doble ocasión de alegría, 16 ya que primero quería ir a vosotros, partir luego hacia la Macedonia, y más tarde, al volver de la Macedonia, llegarme a vosotros de nuevo para que me acompañaseis un tramo del camino de la Judea. 17 Y cuando me propuse esto no lo consideré con ligereza, puesto que cuando hago planes no los hago a la ligera, diciendo “puede que sí, o puede que no”; 18 tan cierto como que Dios es fiel, estad seguros de que cuando decimos “sí”, significa que sí, y cuando decimos “no” quiere decir que no, 19 del mismo modo que el Hijo de Dios, el Cristo Jesús a quien yo, Silvano y Timoteo os hemos anunciado, no ha resultado un dudoso “puede que sí o puede que no”, sino un “sí” seguro 20 por haberse concretado en él con un “sí”, todas las promesas de Dios que le conciernen. 21 De manera que ahora podemos glorificar a Dios por medio suyo, y decir nuestro “Así sea”, pues el mismo Dios es quien garantiza que nosotros y vosotros pertenecemos al Cristo, 22 y quien nos ha conferido la unción, marcándonos con su sello y dándonos el espíritu en nuestros corazones, como fianza de lo que nos espera. 23 Así pues, pongo a Dios por testigo de que, si yo no he ido todavía a Corinto, ha sido en verdad porque es lo mejor para vosotros, 24 y no es que con esto pretendamos ser señores de vuestra fe, sino más bien vuestros colaboradores para que podáis estar gozosos, porque en la fe ya estáis firmes.

2 1 Pues si no he considerado oportuno ir a visitaros, ha sido para no tener que entristeceros de nuevo, 2 porque si os entristezco ¿Cómo podrán alegrarme los que yo mismo he contristado? 3 por esto os he escrito en los términos que bien sabéis para que mi llegada no tenga que ser penosa sino gozosa y con la perspectiva de compartir mi alegría con todos vosotros. 4 Y aunque os escribí con el corazón roto por el dolor y las muchas lágrimas, no fue con la intención de afligiros, si no movido por el gran cariño que siento por vosotros, 5 porque aquel que ha provocado una situación tan penosa, también a mi, hasta cierto punto, me ha causado dolor, pero sobre todo a vosotros, 6 pero la censura que ha recibido de parte de la mayoría es ya suficiente, 7 o sea que ahora perdonadle benignamente, confortándole, pues por el temor de que quede abrumado por la pena tan grande que siente, 8 os exhorto a que públicamente le confirméis vuestro cariño. 9 Os escribí también para comprobar si es verdad que me escucháis en todas las cosas, 10 pero si luego deseáis ser indulgentes con alguno, por mi parte bien está. Os garantizo ante Cristo, que si yo he sido indulgente ha sido por vosotros, 11 sin embargo, no debemos exagerar con la indulgencia a causa de Satanás, puesto que conocemos bien sus intrigas. 12 Cuando llegué a Troas con el fin de anunciar la buena nueva del Cristo, quedé preocupado al no encontrar a Tito, mi hermano. Sin embargo, por la intervención del Señor se me presentó otra oportunidad 13 y despidiéndome, partí hacia la Macedonia. 14 ¡Demos las gracias a Dios que siempre nos hace triunfar, y en todas partes difunde a través nuestro, el suave perfume del conocimiento del Cristo! 15 Porque delante de Dios, nosotros difundimos el suave perfume del Cristo entre los que se salvan, 16 y para ellos somos como un perfume de vida, mientras que para los que perecen, como un olor a muerte ¿Quien podría ser capaz de esto si no nosotros? 17 Porque nosotros no somos como aquellos que adulteran la Palabra de Dios, pues movidos por la sinceridad, hablamos ante de Dios y de parte suya, por medio de Cristo.

3 1 ¿Tenemos pues que demostrar de nuevo quienes somos? ¿Necesitamos como otros, una carta de recomendación para vosotros o de vuestra parte? 2 ¡Nuestra carta de recomendación sois vosotros! Una carta escrita sobre nuestro corazón, conocida y leída por todos los hombres. 3 Porque es sabido que sois una carta de Cristo compuesta gracias a nuestro ministerio, y escrita, no con tinta, sino con el espíritu del Dios vivo, y no sobre tablas de piedra, si no sobre corazones humanos. 4 Y estamos convencidos ante Dios, de que nuestra capacidad no proviene de nosotros 5 si no de Dios y mediante Cristo, 6 puesto que él es quien nos ha capacitado como ministros de un Pacto nuevo, convalidado, no mediante el documento escrito, si no mediante el espíritu, porque el documento escrito es causa de muerte, mientras que el espíritu genera la vida. 7 Pero si aquel documento esculpido sobre tablas de piedra, que es causa de muerte y que fue temporal, se promulgó con una manifestación de gloria tan grande, que de los hijos de Israel no podían fijar su mirada en el rostro de Moisés por el resplandor que irradiaba 8 ¡Cuanto más gloriosa será la del ministerio espiritual! 9 Porque si el ministerio del juicio adverso fue glorioso, mucho más lo será el ministerio de la justificación. 10 Además, aquel fue glorioso, pero ya no lo es, puesto que ha sido superado en gloria. 11 Por tanto, si el temporal fue glorioso, mucho más lo será el perdurable. 12 Como nosotros estamos en posesión de esta garantía, podemos obrar con plena libertad, 13 y no como Moisés, que se cubría el rostro con un velo para que el final de aquella gloria pasajera no fuese vista por los hijos de Israel; 14 aquel mismo velo se mantiene hasta el día de hoy y solamente puede ser eliminado mediante Cristo, por esto sus mentes no son capaces de comprender lo que el Pacto antiguo significa 15 así pues, hasta el día de hoy, cuando leen la Ley de Moisés un velo cae sobre sus mentes, 16 y solamente si se vuelven hacia el SEÑOR, el velo les será retirado; 17 pues siendo el SEÑOR espiritual, su espíritu transmite libertad, 18 y todos nosotros podemos reflejar su gloria a rostro descubierto, como un espejo, mientras el espíritu del SEÑOR nos va transformando en armonía con su imagen, y vamos avanzando hacia una gloria cada vez mayor.

4 1 Entonces, nosotros que hemos recibido este ministerio por su misericordia, no perdamos el ánimo; 2 hagamos pública la verdad sin falsificar con astucia la Palabra de Dios, y rechacemos intrigas vergonzosas, porque así nos recomendaremos a todos ante Dios, 3 y si la buena nueva que predicamos permanece aún velada, está velada para aquellos que están en el camino de la destrucción, 4 para los incrédulos que tienen la mente ofuscada por el dios de este mundo, de modo que no logren ver con claridad el resplandor de la gloriosa buena nueva de Cristo, que es a imagen de Dios. 5 No nos estamos publicando a nosotros mismos, estamos anunciando a Cristo Jesús, el Señor, por causa suya nos consideramos servidores vuestros, 6 y el mismo Dios que dice: “resplandezca la luz entre las tinieblas” (Génesis 1:3) ha hecho brillar en nuestros corazones el conocimiento de su magnífica gloria, que resplandece sobre el rostro de Cristo. 7 Sin embargo, nosotros poseemos este tesoro en vasos de arcilla, para que pueda ser reconocido que este poder extraordinario no proviene de nosotros mismos, si no de Dios. 8 Y por esto se nos aflige por todos lados, aunque no hasta el límite; estamos en la incertidumbre, pero no sin esperanza; 9 somos perseguidos, pero no abandonados; bajo presión, pero no aplastados. 10 Recordamos en todo momento que hemos muerto junto con Jesús, para que se manifieste en nosotros la vida por medio de Jesús, 11 porque mientras vivamos en un cuerpo mortal estamos expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que por medio de él se nos manifieste la vida. 12 De esta manera la muerte y la vida obran en nosotros y en vosotros, 13 que tenemos la misma fe, expresada en las escrituras con estas palabras: “he creído y por esto he hablado…”. Salmos 116:10 También nosotros hemos creído y por esto hablamos, 14 sabiendo que aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos, nos resucitará con vosotros mediante Jesús, para que permanezcamos ante él. 15 Todo esto es para vosotros, pues el don ha sido distribuido entre muchos con generosidad, de modo que el agradecimiento abunde para la gloria de Dios. 16 Entonces no perdamos el ánimo cuando nuestro cuerpo físico vaya acercándose a su fin, puesto que el hombre nuevo que interiormente somos va renovándose día a día. 17 La tribulación es leve y transitoria, mientras que la gloria que proviene de ella es grande y eterna. 18 Volvamos pues la mirada, no a las cosas visibles, si no a las que no se ven, porque las que podemos ver son pasajeras, mientras que las que no se ven son eternas. 

5 1 Sabemos que esta tienda, nuestra morada terrestre, será sustituida por una morada eterna en los cielos, una que no ha sido edificada por la mano de alguno, si no por el mismo Dios. 2 Pero mientras tanto, suspiramos aguardando con ansia el poder revestir la morada celeste, 3 siempre que se nos halle vestidos y no desnudos. 4 Pero a pesar de que en esta tienda suspiramos y estamos oprimidos, no deseamos desvestirnos de ella, sino más bien sustituirla por la otra, y lo que muere sea remplazado por lo que vive, 5 ya que Dios nos ha generado precisamente para esto, dándonos como fianza el espíritu; 6 mantengámonos pues siempre confiados, sabiendo que mientras tengamos nuestra morada en este cuerpo debemos caminar por fe, 7 porque todavía estamos lejos de la presencia del Señor. 8 Y aunque deseamos estar lejos del cuerpo para morar junto a él, 9 cerca o lejos, lo que más debemos desear, es serle gratos, 10 puesto que todos nos presentaremos ante el tribunal del Cristo, para ser juzgados en base a lo que practicábamos mientras estábamos en el cuerpo, ya sean cosas buenas o viles. 11 Por esta razón, queremos persuadir a todos de que sientan un temor respetuoso por el Señor, pues esperamos que os deis cuenta de que a Dios le son manifiestas todas las cosas. 12 No es que queramos recomendarnos de nuevo, sino solamente daros la oportunidad de estar orgullosos de nosotros, para que podáis responder a los que presumen de las apariencias, y no de lo que tiene valor. 13 Porque con vosotros hemos sido discretos, y si nos hemos aventurado más allá de lo que parece sensato, ha sido por cuenta de Dios 14 y porque el amor del Cristo nos obliga. 15 Estamos convencidos de que, si uno muere por todos, es como si todos hubiesen muerto, y él murió por todos, para que los que viven, ya no vivan para si mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 16 De ahora en adelante nosotros no conocemos a nadie desde un punto de vista humano, y si conocimos a Cristo como hombre, ahora ya no le conocemos así, 17 porque cuando uno está unido al Cristo es un ser nuevo y las cosas anteriores han pasado porque todo se ha convertido en nuevo. 18 Pero todo esto proviene de Dios, que nos ha reconciliado consigo por medio de Cristo, y nos ha confiado el ministerio de la reconciliación. 19 Dios ha sido quien ha reconciliado consigo al mundo por medio de Cristo, no imputando a los hombres sus pecados. Y a nosotros nos ha confiado la Palabra de la reconciliación 20 de manera que hacemos de embajadores en lugar de Cristo, como si a través nuestro Dios exhortase: 'os suplicamos en el nombre de Cristo que os reconciliéis con Dios, 21 porque ha considerado pecador al que no conoció el pecado, para que nosotros fuésemos justificados por medio suyo'.

6 1 Así pues, como colaboradores de Dios, os exhortamos a que no recibáis en vano su generoso don. 2 Él dice: “te he escuchado en el momento propicio y te he socorrido en el día de la salvación”.  (Isaías 49:8) Pues bien ¡Este es el momento propicio! ¡Ahora es el día de la salvación! 3 Por nuestra parte, de ninguna manera damos motivos de tropiezo a los demás, para que nuestro ministerio no pueda ser desacreditado, 4 manteniéndonos firmes en todos los aspectos como ministros de Dios, y perseverando en la tribulación, en la escasez, en el sufrimiento, 5 cuando en los tumultos de la muchedumbre somos apaleados y encarcelados, en las fatigas, en las vigilias y mientras padecemos hambre, 6 para poder dar a conocer la verdad con sinceridad y sabiduría, con paciencia, con generosidad y con amor sincero, mediante el poder de Dios y con la ayuda del Espíritu Santo, 7 para que llegue a conocerse en todas partes la manera de conseguir la justificación. 8 Algunas veces obtenemos alabanzas y otras, desprecios, unas veces disfrutamos de una buena reputación y otras, de una mala, unas veces somos considerados impostores y otras, veraces, 9 unas veces se nos considera ignorantes y otras, instruidos. Estamos como moribundos, pero seguimos vivos. Como flagelados, pero no ejecutados; 10 doloridos, pero siempre alegres; pobres, pero enriqueciendo a muchos. Sin tener nada, pero poseyéndolo todo. 11 ¡Oh Corintios! Hemos sido francos con vosotros y os hemos abierto el corazón. 12 Nosotros no os hemos retirado nuestro afecto como habéis hecho vosotros. 13 Ahora os hablo como a unos hijos, confirmadnos pues vuestro cariño. 14 No debéis entrar en una unión desigual con los incrédulos, porque ¿Que relación puede haber entre la justicia y la ilegalidad? ¿Que comunión entre la luz y las tinieblas? 15 ¿Que acuerdo entre el Cristo y el Diablo? Y ¿Que relación entre el fiel y el infiel? 16 Además ¿Que armonía puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? De hecho, nosotros somos el templo del Dios viviente, puesto que Dios dice: “Habitaré y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Levítico 26:11-12) 17 y “Salid de entre ellos y separaos”, dice el SEÑOR, “no toquéis nada impuro y yo os acogeré”. (Isaías 52:11) 18 Y otra vez: “Seré para vosotros como un padre y vosotros me seréis como hijos e hijas”, dice el SEÑOR el omnipotente. (Isaías 43:6) 

7 1 Estando en posesión de estas promesas, amados, purifiquémonos de toda contaminación física y espiritual, para completar nuestra santificación en un respetuoso temor de Dios. 2 Reconoced que no os hemos tratado injustamente y que tampoco hemos dañado a ninguno, ni nos hemos aprovechado de nadie. 3 No os digo esto como un reproche, porque como dije antes, estáis en nuestro corazón, unidos a nosotros en la muerte y en la vida. 4 El que os diga como están las cosas no me impide estar orgulloso de vosotros, cosa que es para mi un gran estímulo, y que me ayuda a superar las tribulaciones con gozo. 5 Porque lamentablemente, desde que hemos llegado a Macedonia no hemos tenido ni un momento de paz, debido a las dificultades que nos causan los de fuera y a los temores que nos causan los de dentro, y nos sentimos presionados por doquier. 6 Sin embargo, el Dios que conforta a los afligidos nos ha consolado con la llegada de Tito, 7 y no solo con su llegada, también con lo que nos ha explicado de vosotros, del fuerte deseo que tenéis de verme, de como me encontráis a faltar, y del afecto que por mi sentís. Con todo esto me he alegrado como nunca. 8 Aunque de momento mi carta os causó aflicción, no me arrepiento. Pues al principio sentí pesar, 9 pero ahora me alegro, y no porque os hayáis angustiado, si no porque os habéis angustiado ante Dios, y este dolor os ha impulsado a tomar medidas. Así pues, no os hemos dañado en modo alguno, 10 puesto que la inquietud por las cosas de Dios insta a actuar con prontitud para la salvación, mientras que la ansiedad por las cosas del mundo produce la muerte. 11 Seguramente, la angustia que habéis sentido ante Dios no solo ha producido en vosotros solicitud, sino también una búsqueda de lo que es justo, con profunda inquietud, temor respetuoso y celo en el deseo de solucionar las cosas, dando todos prueba de integridad moral. 12 La verdad es que no solo os escribí por causa del ofensor y del ofendido, también para que vuestra solicitud se evidenciase, tanto en prestarnos oído, como en cuanto a Dios 13 ¡Y esto es lo que nos ha reconfortado! Pero, además a este consuelo se nos ha añadido una alegría todavía mayor, la de ver la alegría de Tito, porque le habéis animado profundamente. 14 Si yo había ya presumido de vosotros ante él, no he quedado avergonzado, puesto que tal como todo lo que os hemos enseñado ha resultado ser cierto, también ha resultado cierto aquello de lo que nos preciábamos ante Tito. 15 El os quiere muchísimo, pues recuerda vuestra obediencia y vuestra manera de acogerle con temor respetuoso y desvelo, 16 pero yo me he alegrado al comprobar que siempre puedo confiar en vosotros.

8 1 Hermanos, queremos que sepáis lo generosa que ha sido la contribución que Dios nos ha concedido por medio de las congregaciones de la Macedonia, 2 que a pesar de sus muchas tribulaciones y de su extrema pobreza, han entregado sus donativos con liberalidad, alegría y generosidad extrema. 3 De hecho, yo puedo atestiguar que han contribuido de buen grado según sus posibilidades, y aún más allá de sus posibilidades, 4 buscando con mucha insistencia el favor de participar en dar asistencia a los santos. 5 Y no tan solo han contribuido por encima de cualquier expectativa, sino que por voluntad de Dios, se han puesto espontáneamente, primero al servicio del Señor y luego a nuestra disposición. 6 De manera que hemos exhortado a Tito, para que también entre vosotros lleve a cabo esta obra generosa que él mismo inició, 7 porque vosotros tenéis de todo en abundancia, fe, facilidad de expresión, entendimiento, entusiasmo y el amor que os hemos enseñado a demostrar. Por lo tanto, procurad abundar también en lo que a esta generosa obra se refiere, 8 aunque no os digo esto como un mandato, si no para que mediante el ejemplo del esfuerzo de otros, os sintáis estimulados a mostrar un amor sincero, 9 recordando la generosidad de nuestro señor Jesús, que por amor a vosotros, siendo rico se hizo pobre para enriqueceros por medio de su pobreza. 10 Ahora quiero deciros lo que yo verdaderamente pienso de todo esto, porque os será útil. El año pasado vosotros fuisteis los primeros en emprender esta obra con la intención de llevarla a término, 11 pues bien, ahora es el momento de completarla. Y tal como mostrasteis prontitud en la intención, mostradla también en el cumplimiento, por supuesto, de acuerdo con vuestras posibilidades, 12 ya que la buena voluntad cuando la hay, se disfruta si va de acuerdo con lo que tiene cada uno y no con lo que no tiene. 13 No se trata pues de que lleguéis a un estado de necesidad para aliviar la de otros, si no de que seáis equitativos de acuerdo con vuestras posibilidades, 14 para que vuestra abundancia de ahora sirva para suplir su necesidad, y que en el día de mañana, la suya sirva para suplir la vuestra, de manera que haya igualdad entre vosotros de acuerdo con lo que está escrito: 15el que había recogido mucho no tenía más, el que había recogido poco no tenía menos”. (Éxodo 16:18) 16 Demos las gracias al Dios que infunde en el corazón de Tito nuestra misma solicitud, 17 y se ha puesto ya en camino para ir a veros, no solo por nuestra exhortación, si no espontáneamente y con entusiasmo. 18 Junto con él, hemos enviado al hermano que merece ser apreciado en todas las congregaciones por motivo del evangelio, 19 y que ha sido delegado por las congregaciones como compañero nuestro en los viajes y en la administración de esta generosa colecta, a la que nos hemos dedicado con solicitud para la gloria del Señor. 20 Pero para evitar cualquier motivo de crítica con relación a esta abundante colecta que administramos, 21 hemos preparado las cosas adecuadamente, ante el Señor y ante los hombres, 22 y hemos enviado junto con ellos a otro hermano nuestro, que reiteradamente se ha demostrado interesado en muchas ocasiones, pero que lo está aún más en esta, por la gran confianza que deposita en vosotros. 23 Tito va pues como compañero y colaborador mío, mientras que los demás hermanos van como delegados de las congregaciones que son la gloria del Cristo. 24 Demostradles vuestro cariño ¡Que todas las congregaciones sepan que tengo motivos para estar orgulloso de vosotros! 

9 1 No necesitáis que os escriba nada más en lo que a la contribución a favor de los santos se refiere, porque conozco vuestra buena voluntad 2 y ante los macedonios presumo de ella, diciéndoles que la Acaya está preparada desde el año pasado. De esta manera vuestro celo ha estimulado a muchos, 3 pero aún así, os he enviado a los hermanos para que estéis preparados, no vaya a ser desmentido lo que decimos de vosotros. 4 Pues si algunos macedonios llegan conmigo y os encuentran sin preparar, nosotros, por no decir también vosotros, tendremos que avergonzarnos de la confianza mostrada. 5 Por esto, antes de ir, me ha parecido necesario enviar a los hermanos, para que de antemano preparen la contribución que habéis prometido, y quede dispuesta como una verdadera contribución espontánea y no como algo que se os exija. 6 Pensad que quien siembra escasamente, escasamente recogerá, mientras que quien siembra abundantemente, abundantemente recogerá. 7 Que cada uno dé lo que haya decidido en su corazón, pero no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al que da con alegría. 8 Dios tiene poder para hacer que tengáis de todo lo bueno en abundancia, de modo que teniendo de todo lo necesario, podáis ser generosos al realizar obras buenas. 9 Está escrito que “él da generosamente a los pobres y su generosidad dura para siempre” Salmos (112: 9). 10 Por esto, aquel que da la semilla al sembrador y el pan para comer, multiplicará vuestra semilla y hará abundante vuestra cosecha de frutos buenos. 11 Y enriquecidos en todas las cosas, podréis mostraros generosos en cualquier circunstancia, para que nuestra acción de gracias llegue hasta Dios. 12 Pues el cumplir con este servicio sagrado, no solo sirve para proveer a las necesidades de los santos, también sirve para que muchos den las gracias a Dios, 13 porque la excelente prueba que ofrece vuestra generosidad les impulsa a glorificar a Dios por vuestra obediencia a la buena nueva del Cristo, y por vuestra liberalidad en compartir con ellos todas las cosas. 14 Ellos os quieren profundamente, y ruegan por vosotros para que se os conceda con largueza el generoso don de Dios. 15 ¡Demos las gracias a Dios por su generoso y maravilloso don!

10 1 Yo, Pablo, os exhorto a la mansedumbre y a la apacibilidad del Cristo. Yo que soy blando cuando estoy con vosotros y duro cuando estoy ausente, 2 os ruego que cuando vaya a veros no me obliguéis a actuar con la fuerza y la dureza que emplearé contra los que sostienen que nuestra actitud se basa en nuestra conveniencia. 3 Porque, aunque somos humanos, no combatimos con los métodos sugeridos por la conveniencia humana, 4 ni son humanas las armas de nuestra batalla, puesto que reciben el poder de Dios para abatir las fortalezas y derrumbar los razonamientos 5 o cualquier otra cosa que se eleve orgullosamente contra el conocimiento de Dios, para poder apresar cada pensamiento y hacerlo obediente al Cristo. 6 Y por esta razón estamos dispuestos a castigar cualquier desobediencia, hasta que vuestra obediencia sea completa. 7 Debéis considerar las cosas bajo un punto de vista correcto. Si entre vosotros hay alguno, que dentro de si, está convencido de pertenecer al Cristo, debe tener presente que igual que él, también nosotros somos del Cristo, 8 pero si yo quisiese luego presumir un poco más, por la autoridad que el Señor nos ha entregado para vuestra edificación y no para vuestro daño, no tendría que avergonzarme de ello. 9 Digo esto para que no creáis que con mis cartas quiero intimidaros, 10 porque hay quien dice: “Sus cartas son severas y duras, pero en persona es humilde y de habla modesta”. 11 Sin embargo, el que dice esto puede estar convencido de que tal como son las palabras de nuestras cartas mientras estamos ausentes, serán nuestros hechos cuando estemos presentes. 12 Pero nosotros no osaríamos ponernos a su mismo nivel, e igualarnos a los que se alaban a si mismos, pues midiéndose con su propia medida y comparándose entre ellos, muestran carecer de inteligencia. 13 Así que nosotros no vamos a presumir desmesuradamente, solo en la medida que nuestro campo de actividad nos lo autorice, dentro de los límites que Dios nos ha señalado y que nos han permitido llegar hasta vosotros. 14 Pues, de hecho, nosotros no mentimos cuando decimos que hemos llegado hasta vosotros, ya que realmente hemos llegado a vosotros con la buena nueva del Cristo, 15 y no presumimos a costa de las fatigas de otros. Por esto mantenemos la esperanza de que a medida que vuestra fe vaya creciendo, llegaréis a tenernos en mayor estima. 16 Mientras tanto, y siempre dentro de los límites del campo de actividad que nos ha sido asignado, esperamos predicar la buena nueva en pueblos más lejanos que el vuestro, pero sin invadir los confines de otros, para atribuirnos el mérito de cosas que estaban ya preparadas. 17 “El que quiera gloriarse, que se gloríe en el SEÑOR”, (Isaías 65:16-18) puesto que no queda aprobado el que se recomienda a si mismo, sino el que es recomendado por Dios.

11 1 Y ahora espero que permitáis que me comporte insensatamente, y ¡Seguro que me lo permitiréis! 2 Yo siento por vosotros la misma solicitud que Dios siente, por poder presentaros ante Cristo como una virgen casta, puesto que os he prometido a un solo esposo. 3 Sin embargo, me temo que tal como la serpiente sedujo a Eva con sus artimañas, por algún motivo, también vuestras mentes se alejen de la sencillez y de la pureza que tienen para con Cristo. 4 Pues cuando llega alguno predicando a otro Jesús, uno distinto del que nosotros os hemos predicado, o cuando se trata de recibir un espíritu distinto del que habéis recibido y de aceptar una buena nueva diferente a la que habéis aceptado, vosotros escucháis con gusto. 5 Yo me precio de no ser inferior en nada a estos sumo apóstoles, 6 porque si no estoy muy cultivado en el lenguaje, lo estoy en los conocimientos, como en toda circunstancia lo hemos demostrado ante vosotros 7 ¿Cometí entonces un error cuando para daros estímulo, os anuncié la buena nueva de Dios gratuitamente y con modestia? 8 Pues con el fin de serviros obtuve a través de otras congregaciones lo que necesitaba para vivir. 9 Mientras estuve entre vosotros no fui una carga para ninguno, y cuando necesité ayuda, los hermanos que llagaban de la Macedonia proveyeron a mis necesidades. En todo momento he procurado no ser para vosotros una carga, y seguiré así en el futuro, 10 para que tan ciertamente como que la verdad de Cristo está en mi, en las regiones de la Acaya ninguno pueda negarme este mérito. 11 ¿Y esto porqué? ¿Será porque no os quiero? Bien sabe Dios que os quiero, 12 pero continuaré comportándome así, para privar de cualquier pretexto de jactancia a los que buscan una ocasión de igualarse a nosotros. 13 Porque estos falsos apóstoles son unos operarios fraudulentos que se disfrazan de apóstoles de Cristo, 14 y no es que sea asombroso, ya que también Satanás se disfraza de ángel de luz, 15 de manera que no es sorprendente que sus ministros se disfracen de ministros de justicia. Sin embargo, su final será según sus obras. 16 Repito pues, ninguno me considere un insensato. Aunque si lo preferís, consideradme un insensato para que también yo pueda jactarme un poco, 17 pero las cosas que diga con aplomo mientras presumo, no serán según el Señor, si no de acuerdo con el proceder de un insensato. 18 Muchos presumen en base a consideraciones humanas, y también yo puedo hacerlo, 19 ya que vosotros, que sois sabios, soportáis a los insensatos de muy buena gana, 20 y si alguien os trata con prepotencia, si alguno se aprovecha de vosotros o se apodera de lo vuestro, si os maltrata y os abofetea en el rostro, vosotros lo soportáis. 21 ¡Se ve que nosotros hemos sido demasiado blandos! Y digo esto para nuestra vergüenza. Aún así, estos se atreven a jactarse, y yo también hablaré insensatamente 22 ¿Son ellos Hebreos? También yo ¿Son Israelitas? También yo ¿Son descendencia de Abraham? También yo 23 ¿Son ministros de Cristo? Hablando como insensato, digo ¡Yo lo soy más que ellos! Más que ellos por las fatigas, más que ellos por las prisiones, mucho más que ellos por los golpes sufridos y por la cantidad de veces que he estado expuesto a la muerte. 24 He recibido de parte de los Judíos, cinco veces los cuarenta golpes menos uno, 25 tres veces he sido azotado con varas, tres veces he naufragado y una vez he sido lapidado, quedando como muerto durante un día y una noche. 26 Casi siempre estoy en los caminos, en peligro en los ríos, en peligro por los ladrones, en peligro por mis compatriotas, en peligro por la gente de las naciones, en peligro en las ciudades, en peligro en los desiertos, en peligro en el mar y en peligro entre los falsos hermanos. 27 Casi siempre en fatigas y penalidades, tantas veces sin dormir y sin alimento ni bebida, tantas veces en ayunas, en el frío y sin tener con que cubrirme. 28 Y además de esto, siempre preocupado por los asuntos que me llegan de todas las congregaciones, 29 porque cuando alguno está en dificultades, yo sufro con él y cuando alguno está débil en la fe, yo me preocupo por él. 30 Así que, si es necesario presumir de alguna cosa, presumiré de esta debilidad mía, 31 pues el Dios y Padre de nuestro señor Jesús, que sea eternamente bendecido, sabe bien que no miento, 32 y que incluso en Damasco, el oficial representante del rey Areta, dispuso para capturarme, a la guardia real dentro de la ciudad de los damascenos, 33 de modo que, para poder escapar de él, tuvieron que descolgarme muro abajo dentro de una cesta.

12 1 Presumir no es bonito, pero yo voy a hablaros de las visiones y de las revelaciones que el Señor me ha concedido. 2 Conozco a un hombre en el Cristo, que hace catorce años, si en el cuerpo o sin el cuerpo no lo sé, Dios lo sabe, fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Sé que aquel hombre, si en el cuerpo o sin el cuerpo no lo sé, Dios lo sabe, 4 fue arrebatado al paraíso y recibió información de hechos demasiado excelsos para ser explicados en el lenguaje de la humanidad. 5 De este hombre sí puedo presumir, pero en lo que a mi persona se refiere, solo presumiré de mi debilidad. 6 Y aunque si quisiese presumir no sería un insensato porque solo diría lo que es cierto, evito hacerlo, para que ninguno tenga de mi una opinión más elevada de la que puede formarse viéndome y oyéndome. 7 Por la grandeza de las revelaciones, y para que yo mismo no me sintiese demasiado importante, se me ha infligido un sufrimiento que me atormenta como si fuese un ángel de Satán encargado de abofetearme, impidiéndome así pecar de soberbia. 8 Hasta tres veces he orado al Señor para que me cure, 9 pero él me dice: “te sea suficiente mi favor, porque mi potencia puede demostrarse de un modo perfecto en la debilidad”. De manera que presumo muy a gusto de mi debilidad, y para que la potencia del Cristo more en mi, 10 me alegro de la debilidad, de los insultos, de las dificultades, de las persecuciones y de las angustias que soporto por causa de Cristo, porque sabiéndome débil, soy verdaderamente fuerte. 11 Me he comportado como un insensato, y vosotros me habéis obligado a hacerlo, porque ¡Debierais ser vosotros quienes me consideraseis! Y si no soy muy importante, tampoco soy inferior en nada a ciertos sumo apóstoles. 12 He efectuado entre vosotros las señales de un apóstol verdadero, o sea, la gran paciencia, los milagros, los prodigios y las obras potentes 13 ¿Que os ha faltado entonces con respecto a las demás congregaciones, si no es el hecho de que no haya sido para vosotros una carga? ¡Y perdonadme la osadía! 14 Esta es ya la tercera vez que voy a veros, y como las otras veces, tampoco estaré a cargo vuestro, porque os busco a vosotros como personas y no a lo que es vuestro. Además, no son los hijos los que deben proveer para los padres, si no los padres para los hijos, 15 de manera que dispondré de lo mío con gusto, y hasta me sacrificaré a mi mismo por vosotros. Y si yo os quiero tanto ¿Porque debierais vosotros quererme menos? 16 Ahora ha quedado claro que yo nunca he sido una carga para vosotros, pero aún decís que, por ser tan listo, os he enredado con engaños. 17 ¿Me he aprovechado entonces por medio de alguno de los que os he enviado? 18 Exhorté a Tito a que fuese a veros y envié con él a un hermano ¿Se aprovechó quizás Tito en algún modo? ¿No nos hemos comportado todos de la misma manera y siguiendo las mismas normas? 19 Hace ya tiempo que pensáis que ante vosotros nos justificamos, sin embargo, amados, nosotros hablamos ante Dios y ante Cristo para vuestra edificación. 20 Lamentablemente, creo que cuando llegue no voy a encontraros como yo quisiera, pero tampoco vosotros me encontraréis como quisierais. Temo que haya entre vosotros litigios, celos, cólera, rivalidad, calumnias, chismes, fanatismo e inmoralidad. 21 Y me temo que cuando llegue, Dios me entristecerá de nuevo por vuestra culpa, y tendré que llorar por todos los que han pecado y no quieren volverse de la inmoralidad, la fornicación y la vida disoluta que practican. 

13 1 En esta tercera visita mía, todas las acusaciones que hagáis deberán ser confirmadas por dos o tres testigos. 2 Cuando estaba entre vosotros en mi segunda visita, lo advertí, y ahora, mientras estoy ausente, advierto de nuevo a los que han pecado y a todos los demás, que cuando llegue no voy a mostrarme indulgente. 3 Tendréis la prueba de que es Cristo quien habla a través mío, y él no es débil si no poderoso entre vosotros. 4 Pues si es cierto que fue puesto en el palo en debilidad, vive ahora por el poder de Dios, y del mismo modo, también nosotros estamos en debilidad, pero viviremos con él por el poder de Dios. 5 Examinad pues vosotros mismos si estáis en la fe, poneos a prueba, y a menos que la prueba os resulte desfavorable, os daréis cuenta de que Cristo Jesús está unido a vosotros. 6 Espero que todavía podáis reconocer que, puestos a prueba, nosotros no hemos resultado descalificados. 7 Y rogamos a Dios que no hagáis ningún mal, no porque nos creamos mejores, sino para que obréis lo que está bien, aunque esto demuestre que nos hemos equivocado al juzgaros. 8 De todos modos, nosotros nada podemos hacer en contra de la verdad, solamente en favor de ella. 9 Por esto nos alegramos de que, mientras nosotros somos débiles, vosotros seáis fuertes, y rogamos para que seáis restablecidos. 10 Os escribo estas cosas mientras estoy ausente, para que más tarde, cuando me halle entre vosotros, no tenga que actuar severamente, con el poder que el Señor me ha dado para edificar, no para demoler. 11 Por lo demás hermanos, estad alegres y procurad restableceros, tened valor y seguid unidos en el pensamiento. Vivid en paz, porque el Dios del amor y de la paz estará con vosotros. 12 Saludaros unos a otros con un beso santo. 13 Todos los santos os envían sus saludos, 14 y que el favor del Señor sea con vosotros.