Segunda Carta de Pablo a los Corintios
1 1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús
por voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la congregación de Dios que está
en Corinto y a todos los santos que están en la entera Acaya. 2 Que tengáis el favor y la paz de
Dios nuestro Padre, y del señor Cristo Jesús. 3 Que el Dios y Padre de nuestro
señor Cristo Jesús sea bendecido, pues es un Padre misericordioso 4 y un Dios que nos consuela y
nos conforta cuando estamos preocupados, para que reconfortados por Dios,
también nosotros podamos consolar a los que se encuentran en este mismo estado
de ánimo, por abundar en nosotros el consuelo que recibimos de Él, 5 a pesar de que también
abunden las preocupaciones por causa del Cristo. 6 Ahora nosotros nos
preocupamos por vosotros para que os sintáis amparados, y de esta manera seáis
capaces de soportar la misma ansiedad que nosotros soportamos, 7 y a nuestra vez, somos reconfortados con la certeza de que, si participáis
de nuestras ansiedades, también participareis de nuestro consuelo.
8 Debéis saber
hermanos, que la gran prueba que nos sobrevino en el Asia nos golpeó muy
duramente, más allá de nuestras fuerzas, pues hasta creímos perder la vida por
estar convencidos de haber recibido la sentencia de muerte. 9 Pero así hemos aprendido a
apoyarnos, no en nuestros propios medios, sino en el Dios que resucita a los
muertos, 10 porque
Él es quien nos ha librado y quien sigue librándonos, por esto ponemos en Él la
esperanza de que también en el futuro nos librará de algo tan grande como es la
muerte; 11 y
vosotros podéis cooperar con vuestras oraciones a que mediante las plegarias de
muchos, se nos conceda este don, porque de esta manera serán muchos los que
tengan ocasión de dar las gracias a Dios. 12 Hay una cosa que nos
alegra, la de sentirnos con la conciencia tranquila por habernos comportado en
el mundo, y en particular entre vosotros, no según los principios de la
filosofía humana, sino movidos por la sencillez y por la sinceridad que Dios
nos ha donado. 13
Por esto, espero que por fin os deis cuenta de que en aquello que nosotros os
escribimos no hay nada más de lo que leéis. 14 Por otra parte, habéis
reconocido que para vosotros somos un motivo de gloria, igual que vosotros lo
seréis para nosotros en el Día del señor Jesús. 15 Convencido de esto,
proyecté ir a visitaros en primer lugar, para que tuvieseis una doble ocasión
de alegría, 16
ya que primero quería ir a vosotros, partir luego hacia la Macedonia, y más
tarde, al volver de la Macedonia, llegarme a vosotros de nuevo para que me
acompañaseis un tramo del camino de la Judea. 17 Y cuando me propuse esto no lo consideré con ligereza,
puesto que cuando hago planes no los hago a la ligera, diciendo “puede que sí,
o puede que no”; 18 tan cierto como que Dios es fiel, estad seguros de que
cuando decimos “sí”, significa que sí, y cuando decimos “no” quiere decir que
no, 19 del
mismo modo que el Hijo de Dios, el Cristo Jesús a quien yo, Silvano y Timoteo
os hemos anunciado, no ha resultado un dudoso “puede que sí o puede que no”,
sino un “sí” seguro 20 por haberse concretado en él con un “sí”, todas las
promesas de Dios que le conciernen. 21 De manera que ahora podemos glorificar
a Dios por medio suyo, y decir nuestro “Así sea”, pues el mismo Dios es quien
garantiza que nosotros y vosotros pertenecemos al Cristo, 22 y quien nos ha conferido
la unción, marcándonos con su sello y dándonos el espíritu en nuestros
corazones, como fianza de lo que nos espera. 23 Así pues, pongo a Dios por testigo de que, si yo no he ido
todavía a Corinto, ha sido en verdad porque es lo mejor para vosotros, 24 y no es que con esto
pretendamos ser señores de vuestra fe, sino más bien vuestros colaboradores
para que podáis estar gozosos, porque en la fe ya estáis firmes.
2 1 Pues si no he considerado
oportuno ir a visitaros, ha sido para no tener que entristeceros de nuevo, 2 porque si os entristezco
¿Cómo podrán alegrarme los que yo mismo he contristado? 3 por esto os he escrito en los
términos que bien sabéis para que mi llegada no tenga que ser penosa sino
gozosa y con la perspectiva de compartir mi alegría con todos vosotros.
4 Y aunque
os escribí con el corazón roto por el dolor y las muchas lágrimas, no fue con
la intención de afligiros, si no movido por el gran cariño que siento por
vosotros, 5 porque aquel que ha provocado una situación tan penosa, también a
mi, hasta cierto punto, me ha causado dolor, pero sobre todo a vosotros, 6 pero la censura que ha recibido
de parte de la mayoría es ya suficiente, 7 o sea que ahora perdonadle
benignamente, confortándole, pues por el temor de que quede abrumado por la
pena tan grande que siente, 8 os exhorto a que públicamente le confirméis vuestro cariño. 9 Os escribí también para
comprobar si es verdad que me escucháis en todas las cosas, 10 pero si luego deseáis ser
indulgentes con alguno, por mi parte bien está. Os garantizo ante Cristo, que
si yo he sido indulgente ha sido por vosotros, 11 sin embargo, no debemos
exagerar con la indulgencia a causa de Satanás, puesto que conocemos bien sus
intrigas. 12 Cuando llegué a Troas con el fin de anunciar la buena nueva del
Cristo, quedé preocupado al no encontrar a Tito, mi hermano. Sin embargo, por
la intervención del Señor se me presentó otra oportunidad 13 y despidiéndome, partí
hacia la Macedonia. 14 ¡Demos las gracias a Dios que siempre nos hace triunfar, y en
todas partes difunde a través nuestro, el suave perfume del conocimiento del
Cristo! 15 Porque delante de Dios, nosotros difundimos el suave perfume del
Cristo entre los que se salvan, 16 y para ellos somos como un perfume de vida, mientras que para los
que perecen, como un olor a muerte ¿Quien podría ser capaz de esto si no
nosotros? 17 Porque nosotros no somos como aquellos que adulteran la Palabra de
Dios, pues movidos por la sinceridad, hablamos ante de Dios y de parte suya,
por medio de Cristo.
3 1 ¿Tenemos pues que demostrar de
nuevo quienes somos? ¿Necesitamos como otros, una carta de recomendación para
vosotros o de vuestra parte? 2 ¡Nuestra carta de recomendación sois vosotros! Una carta escrita
sobre nuestro corazón, conocida y leída por todos los hombres. 3 Porque es sabido que sois una
carta de Cristo compuesta gracias a nuestro ministerio, y escrita, no con
tinta, sino con el espíritu del Dios vivo, y no sobre tablas de piedra, si no
sobre corazones humanos. 4 Y estamos convencidos ante Dios, de que nuestra capacidad no
proviene de nosotros 5 si no de Dios y mediante Cristo, 6 puesto que él es quien nos ha
capacitado como ministros de un Pacto nuevo, convalidado, no mediante el
documento escrito, si no mediante el espíritu, porque el documento escrito
es causa de muerte, mientras que el espíritu genera la vida. 7 Pero si aquel documento
esculpido sobre tablas de piedra, que es causa de muerte y que fue temporal, se
promulgó con una manifestación de gloria tan grande, que de los hijos de Israel
no podían fijar su mirada en el rostro de Moisés por el resplandor que
irradiaba 8 ¡Cuanto más gloriosa será la del ministerio espiritual! 9 Porque si el ministerio del
juicio adverso fue glorioso, mucho más lo será el ministerio de la
justificación. 10 Además, aquel fue glorioso, pero ya no lo es, puesto que ha
sido superado en gloria. 11 Por tanto, si el temporal fue glorioso, mucho más lo será el
perdurable. 12 Como nosotros estamos en posesión de esta garantía, podemos obrar
con plena libertad, 13 y no como Moisés, que se cubría el rostro con un velo para que el
final de aquella gloria pasajera no fuese vista por los hijos de Israel; 14 aquel mismo velo se
mantiene hasta el día de hoy y solamente puede ser eliminado mediante Cristo,
por esto sus mentes no son capaces de comprender lo que el Pacto antiguo
significa 15 así pues, hasta el día de hoy, cuando leen la Ley de Moisés un
velo cae sobre sus mentes, 16 y solamente si se vuelven hacia el SEÑOR, el velo les será
retirado; 17 pues siendo el SEÑOR espiritual, su espíritu transmite libertad, 18 y todos nosotros podemos
reflejar su gloria a rostro descubierto, como un espejo, mientras el espíritu
del SEÑOR nos va transformando en armonía con su imagen, y vamos avanzando
hacia una gloria cada vez mayor.
4 1 Entonces, nosotros
que hemos recibido este ministerio por su misericordia, no perdamos el
ánimo; 2 hagamos pública la verdad sin falsificar con astucia la Palabra
de Dios, y rechacemos intrigas vergonzosas, porque así nos recomendaremos a
todos ante Dios, 3 y si la buena nueva que predicamos permanece aún velada, está
velada para aquellos que están en el camino de la destrucción, 4 para los incrédulos que
tienen la mente ofuscada por el dios de este mundo, de modo que no logren
ver con claridad el resplandor de la gloriosa buena nueva de Cristo, que es a
imagen de Dios. 5 No nos estamos publicando a nosotros mismos, estamos anunciando a
Cristo Jesús, el Señor, por causa suya nos consideramos servidores vuestros, 6 y el mismo Dios que dice:
“resplandezca la luz entre las tinieblas” (Génesis 1:3) ha hecho brillar en
nuestros corazones el conocimiento de su magnífica gloria, que resplandece
sobre el rostro de Cristo. 7 Sin embargo, nosotros poseemos
este tesoro en vasos de arcilla, para que pueda ser reconocido que este poder
extraordinario no proviene de nosotros mismos, si no de Dios. 8 Y por esto se nos aflige por
todos lados, aunque no hasta el límite; estamos en la incertidumbre, pero no
sin esperanza; 9 somos perseguidos, pero no abandonados; bajo presión, pero no
aplastados. 10 Recordamos en todo momento que hemos muerto junto con Jesús, para
que se manifieste en nosotros la vida por medio de Jesús, 11 porque mientras vivamos en
un cuerpo mortal estamos expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que por
medio de él se nos manifieste la vida. 12 De esta manera la muerte y
la vida obran en nosotros y en vosotros, 13 que tenemos la misma fe,
expresada en las escrituras con estas palabras: “he creído y por esto he
hablado…”. Salmos 116:10 También nosotros hemos creído y por esto hablamos, 14 sabiendo que aquel que
resucitó a Jesús de entre los muertos, nos resucitará con vosotros mediante
Jesús, para que permanezcamos ante él. 15 Todo esto es para vosotros,
pues el don ha sido distribuido entre muchos con generosidad, de modo que el
agradecimiento abunde para la gloria de Dios. 16 Entonces no perdamos el
ánimo cuando nuestro cuerpo físico vaya acercándose a su fin, puesto que el
hombre nuevo que interiormente somos va renovándose día a día. 17 La tribulación es leve y
transitoria, mientras que la gloria que proviene de ella es grande y eterna. 18 Volvamos pues la mirada, no
a las cosas visibles, si no a las que no se ven, porque las que podemos ver son
pasajeras, mientras que las que no se ven son eternas.
5 1 Sabemos que esta tienda,
nuestra morada terrestre, será sustituida por una morada eterna en los cielos,
una que no ha sido edificada por la mano de alguno, si no por el mismo Dios. 2 Pero mientras tanto, suspiramos
aguardando con ansia el poder revestir la morada celeste, 3 siempre que se nos halle
vestidos y no desnudos. 4 Pero a pesar de que en esta tienda suspiramos y estamos
oprimidos, no deseamos desvestirnos de ella, sino más bien sustituirla por la
otra, y lo que muere sea remplazado por lo que vive, 5 ya que Dios nos ha generado
precisamente para esto, dándonos como fianza el espíritu; 6 mantengámonos pues siempre
confiados, sabiendo que mientras tengamos nuestra morada en este cuerpo debemos
caminar por fe, 7 porque todavía estamos lejos de la presencia del Señor. 8 Y aunque deseamos estar
lejos del cuerpo para morar junto a él, 9 cerca o lejos, lo que más
debemos desear, es serle gratos, 10 puesto que todos nos presentaremos ante el tribunal del Cristo,
para ser juzgados en base a lo que practicábamos mientras estábamos en el
cuerpo, ya sean cosas buenas o viles. 11 Por esta razón, queremos
persuadir a todos de que sientan un temor respetuoso por el Señor, pues
esperamos que os deis cuenta de que a Dios le son manifiestas todas las cosas.
12 No es
que queramos recomendarnos de nuevo, sino solamente daros la oportunidad de
estar orgullosos de nosotros, para que podáis responder a los que presumen de
las apariencias, y no de lo que tiene valor. 13 Porque con vosotros hemos
sido discretos, y si nos hemos aventurado más allá de lo que parece sensato, ha
sido por cuenta de Dios 14 y porque el amor del Cristo nos obliga. 15 Estamos convencidos de que,
si uno muere por todos, es como si todos hubiesen muerto, y él murió por todos,
para que los que viven, ya no vivan para si mismos, sino para aquel que murió y
resucitó por ellos. 16 De ahora en adelante nosotros no conocemos a nadie desde un punto
de vista humano, y si conocimos a Cristo como hombre, ahora ya no le conocemos
así, 17 porque cuando uno está unido al Cristo es un ser nuevo y las
cosas anteriores han pasado porque todo se ha convertido en nuevo. 18 Pero todo esto proviene de
Dios, que nos ha reconciliado consigo por medio de Cristo, y nos ha confiado el
ministerio de la reconciliación. 19 Dios ha sido quien ha reconciliado consigo al mundo por medio de
Cristo, no imputando a los hombres sus pecados. Y a nosotros nos ha confiado la
Palabra de la reconciliación 20 de manera que hacemos de embajadores en lugar de Cristo, como si
a través nuestro Dios exhortase: 'os suplicamos en el nombre de Cristo que os
reconciliéis con Dios, 21 porque ha considerado pecador al que no conoció el pecado, para
que nosotros fuésemos justificados por medio suyo'.
6 1 Así pues, como colaboradores de
Dios, os exhortamos a que no recibáis en vano su generoso don. 2 Él dice: “te he escuchado en el
momento propicio y te he socorrido en el día de la salvación”. (Isaías 49:8)
Pues bien ¡Este es el momento propicio! ¡Ahora es el día de la salvación!
3 Por
nuestra parte, de ninguna manera damos motivos de tropiezo a los demás, para
que nuestro ministerio no pueda ser desacreditado, 4 manteniéndonos firmes en
todos los aspectos como ministros de Dios, y perseverando en la tribulación, en
la escasez, en el sufrimiento, 5 cuando en los tumultos de la muchedumbre somos apaleados y
encarcelados, en las fatigas, en las vigilias y mientras padecemos hambre, 6 para poder dar a conocer la
verdad con sinceridad y sabiduría, con paciencia, con generosidad y con amor
sincero, mediante el poder de Dios y con la ayuda del Espíritu Santo, 7 para que llegue a conocerse en
todas partes la manera de conseguir la justificación. 8 Algunas veces obtenemos
alabanzas y otras, desprecios, unas veces disfrutamos de una buena reputación y
otras, de una mala, unas veces somos considerados impostores y otras, veraces, 9 unas veces se nos considera
ignorantes y otras, instruidos. Estamos como moribundos, pero seguimos vivos.
Como flagelados, pero no ejecutados; 10 doloridos, pero siempre
alegres; pobres, pero enriqueciendo a muchos. Sin tener nada, pero poseyéndolo
todo. 11 ¡Oh Corintios! Hemos sido francos con vosotros y os hemos abierto
el corazón. 12 Nosotros no os hemos retirado nuestro afecto como habéis hecho
vosotros. 13 Ahora os hablo como a unos hijos, confirmadnos pues vuestro cariño.
14 No debéis
entrar en una unión desigual con los incrédulos, porque ¿Que relación puede
haber entre la justicia y la ilegalidad? ¿Que comunión entre la luz y las
tinieblas? 15 ¿Que acuerdo entre el Cristo y el Diablo? Y ¿Que relación entre
el fiel y el infiel? 16 Además ¿Que armonía puede haber entre el templo de Dios y los
ídolos? De hecho, nosotros somos el templo del Dios viviente, puesto que Dios
dice: “Habitaré y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi
pueblo” (Levítico 26:11-12) 17 y “Salid de entre ellos y
separaos”, dice el SEÑOR, “no toquéis nada impuro y yo os acogeré”. (Isaías
52:11) 18 Y otra vez: “Seré para vosotros como un padre y vosotros me
seréis como hijos e hijas”, dice el SEÑOR el omnipotente. (Isaías 43:6)
7 1 Estando en posesión de estas promesas, amados, purifiquémonos de
toda contaminación física y espiritual, para completar nuestra santificación en
un respetuoso temor de Dios. 2 Reconoced que no os hemos tratado injustamente y que tampoco
hemos dañado a ninguno, ni nos hemos aprovechado de nadie. 3 No os digo esto como un
reproche, porque como dije antes, estáis en nuestro corazón, unidos a nosotros
en la muerte y en la vida. 4 El que os diga como están las cosas no me impide estar orgulloso
de vosotros, cosa que es para mi un gran estímulo, y que me ayuda a superar las
tribulaciones con gozo. 5 Porque lamentablemente, desde que hemos llegado a Macedonia no
hemos tenido ni un momento de paz, debido a las dificultades que nos causan los
de fuera y a los temores que nos causan los de dentro, y nos sentimos
presionados por doquier. 6 Sin embargo, el Dios que conforta a los afligidos nos ha
consolado con la llegada de Tito, 7 y no solo con su llegada, también con lo que nos ha explicado de
vosotros, del fuerte deseo que tenéis de verme, de como me encontráis a faltar,
y del afecto que por mi sentís. Con todo esto me he alegrado como nunca.
8 Aunque
de momento mi carta os causó aflicción, no me arrepiento. Pues al principio
sentí pesar, 9 pero ahora me alegro, y no porque os hayáis angustiado, si no
porque os habéis angustiado ante Dios, y este dolor os ha impulsado a tomar
medidas. Así pues, no os hemos dañado en modo alguno, 10 puesto que la inquietud por
las cosas de Dios insta a actuar con prontitud para la salvación, mientras que
la ansiedad por las cosas del mundo produce la muerte. 11 Seguramente, la angustia
que habéis sentido ante Dios no solo ha producido en vosotros solicitud, sino
también una búsqueda de lo que es justo, con profunda inquietud, temor respetuoso
y celo en el deseo de solucionar las cosas, dando todos prueba de integridad
moral. 12 La verdad es que no solo os escribí por causa del ofensor y del
ofendido, también para que vuestra solicitud se evidenciase, tanto en
prestarnos oído, como en cuanto a Dios 13 ¡Y esto es lo que nos ha
reconfortado! Pero, además a este consuelo se nos ha añadido una alegría
todavía mayor, la de ver la alegría de Tito, porque le habéis animado
profundamente. 14 Si yo había ya presumido de vosotros ante él, no he quedado
avergonzado, puesto que tal como todo lo que os hemos enseñado ha resultado ser
cierto, también ha resultado cierto aquello de lo que nos preciábamos ante
Tito. 15 El os quiere muchísimo, pues recuerda vuestra obediencia y
vuestra manera de acogerle con temor respetuoso y desvelo, 16 pero yo me he alegrado al
comprobar que siempre puedo confiar en vosotros.
8 1 Hermanos, queremos que sepáis lo
generosa que ha sido la contribución que Dios nos ha concedido por medio de las
congregaciones de la Macedonia, 2 que a pesar de sus muchas tribulaciones y de su extrema pobreza,
han entregado sus donativos con liberalidad, alegría y generosidad extrema. 3 De hecho, yo puedo atestiguar
que han contribuido de buen grado según sus posibilidades, y aún más allá de
sus posibilidades, 4 buscando con mucha insistencia el favor de participar en dar
asistencia a los santos. 5 Y no tan solo han contribuido por encima de cualquier expectativa,
sino que por voluntad de Dios, se han puesto espontáneamente, primero al
servicio del Señor y luego a nuestra disposición. 6 De manera que hemos exhortado a
Tito, para que también entre vosotros lleve a cabo esta obra generosa que él
mismo inició, 7 porque vosotros tenéis de todo en abundancia, fe, facilidad de
expresión, entendimiento, entusiasmo y el amor que os hemos enseñado a
demostrar. Por lo tanto, procurad abundar también en lo que a esta generosa
obra se refiere, 8 aunque no os digo esto como un mandato, si no para que mediante el
ejemplo del esfuerzo de otros, os sintáis estimulados a mostrar un amor
sincero, 9 recordando la generosidad de nuestro señor Jesús, que por amor a
vosotros, siendo rico se hizo pobre para enriqueceros por medio de su pobreza.
10 Ahora
quiero deciros lo que yo verdaderamente pienso de todo esto, porque os será
útil. El año pasado vosotros fuisteis los primeros en emprender esta obra con
la intención de llevarla a término, 11 pues bien, ahora es el momento de completarla. Y tal como
mostrasteis prontitud en la intención, mostradla también en el cumplimiento,
por supuesto, de acuerdo con vuestras posibilidades, 12 ya que la buena voluntad
cuando la hay, se disfruta si va de acuerdo con lo que tiene cada uno y no con
lo que no tiene. 13 No se trata pues de que lleguéis a un estado de necesidad para
aliviar la de otros, si no de que seáis equitativos de acuerdo con vuestras
posibilidades, 14 para que vuestra abundancia de ahora sirva para suplir su
necesidad, y que en el día de mañana, la suya sirva para suplir la vuestra, de
manera que haya igualdad entre vosotros de acuerdo con lo que está escrito: 15 “el que había recogido mucho no tenía más, el que había recogido
poco no tenía menos”. (Éxodo 16:18)
16 Demos
las gracias al Dios que infunde en el corazón de Tito nuestra misma solicitud, 17 y se ha puesto ya en camino
para ir a veros, no solo por nuestra exhortación, si no espontáneamente y con
entusiasmo. 18 Junto con él, hemos enviado al hermano que merece ser apreciado
en todas las congregaciones por motivo del evangelio, 19 y que ha sido delegado por
las congregaciones como compañero nuestro en los viajes y en la administración
de esta generosa colecta, a la que nos hemos dedicado con solicitud para la
gloria del Señor. 20 Pero para evitar cualquier motivo de crítica con relación a esta
abundante colecta que administramos, 21 hemos preparado las cosas
adecuadamente, ante el Señor y ante los hombres, 22 y hemos enviado junto con
ellos a otro hermano nuestro, que reiteradamente se ha demostrado interesado en
muchas ocasiones, pero que lo está aún más en esta, por la gran confianza que
deposita en vosotros. 23 Tito va pues como compañero y colaborador mío, mientras que los
demás hermanos van como delegados de las congregaciones que son la gloria del
Cristo. 24 Demostradles vuestro cariño ¡Que todas las congregaciones sepan
que tengo motivos para estar orgulloso de vosotros!
9 1 No necesitáis que os escriba
nada más en lo que a la contribución a favor de los santos se refiere, porque
conozco vuestra buena voluntad 2 y ante los macedonios presumo de ella, diciéndoles que la Acaya
está preparada desde el año pasado. De esta manera vuestro celo ha estimulado a
muchos, 3 pero aún así, os he enviado a los hermanos para que estéis
preparados, no vaya a ser desmentido lo que decimos de vosotros. 4 Pues si algunos macedonios llegan
conmigo y os encuentran sin preparar, nosotros, por no decir también vosotros,
tendremos que avergonzarnos de la confianza mostrada. 5 Por esto, antes de ir, me ha
parecido necesario enviar a los hermanos, para que de antemano preparen la
contribución que habéis prometido, y quede dispuesta como una verdadera
contribución espontánea y no como algo que se os exija. 6 Pensad que quien siembra
escasamente, escasamente recogerá, mientras que quien siembra abundantemente,
abundantemente recogerá. 7 Que cada uno dé lo que haya decidido en su corazón, pero no de
mala gana ni como obligado, porque Dios ama al que da con alegría. 8 Dios tiene poder para hacer que
tengáis de todo lo bueno en abundancia, de modo que teniendo de todo lo
necesario, podáis ser generosos al realizar obras buenas. 9 Está escrito que “él da
generosamente a los pobres y su generosidad dura para siempre” Salmos (112: 9).
10 Por esto,
aquel que da la semilla al sembrador y el pan para comer, multiplicará vuestra
semilla y hará abundante vuestra cosecha de frutos buenos. 11 Y enriquecidos en todas las
cosas, podréis mostraros generosos en cualquier circunstancia, para que nuestra
acción de gracias llegue hasta Dios. 12 Pues el cumplir con este
servicio sagrado, no solo sirve para proveer a las necesidades de los santos,
también sirve para que muchos den las gracias a Dios, 13 porque la excelente prueba
que ofrece vuestra generosidad les impulsa a glorificar a Dios por vuestra
obediencia a la buena nueva del Cristo, y por vuestra liberalidad en compartir
con ellos todas las cosas. 14 Ellos os quieren profundamente, y ruegan por vosotros para que se
os conceda con largueza el generoso don de Dios. 15 ¡Demos las gracias a Dios
por su generoso y maravilloso don!
10 1 Yo, Pablo, os exhorto a la
mansedumbre y a la apacibilidad del Cristo. Yo que soy blando cuando estoy con
vosotros y duro cuando estoy ausente, 2 os ruego que cuando vaya a veros
no me obliguéis a actuar con la fuerza y la dureza que emplearé contra los que
sostienen que nuestra actitud se basa en nuestra conveniencia. 3 Porque, aunque somos humanos, no
combatimos con los métodos sugeridos por la conveniencia humana, 4 ni son humanas las armas de
nuestra batalla, puesto que reciben el poder de Dios para abatir las fortalezas
y derrumbar los razonamientos 5 o cualquier otra cosa que se eleve orgullosamente contra el
conocimiento de Dios, para poder apresar cada pensamiento y hacerlo obediente
al Cristo. 6 Y por esta razón estamos dispuestos a castigar cualquier
desobediencia, hasta que vuestra obediencia sea completa. 7 Debéis considerar las cosas bajo
un punto de vista correcto. Si entre vosotros hay alguno, que dentro de si,
está convencido de pertenecer al Cristo, debe tener presente que igual que él,
también nosotros somos del Cristo, 8 pero si yo quisiese luego presumir un poco más, por la autoridad
que el Señor nos ha entregado para vuestra edificación y no para vuestro daño,
no tendría que avergonzarme de ello. 9 Digo esto para que no creáis que
con mis cartas quiero intimidaros, 10 porque hay quien dice: “Sus cartas son severas y duras, pero en
persona es humilde y de habla modesta”. 11 Sin embargo, el que dice
esto puede estar convencido de que tal como son las palabras de nuestras cartas
mientras estamos ausentes, serán nuestros hechos cuando estemos presentes. 12 Pero nosotros no osaríamos
ponernos a su mismo nivel, e igualarnos a los que se alaban a si mismos, pues
midiéndose con su propia medida y comparándose entre ellos, muestran carecer de
inteligencia. 13 Así que nosotros no vamos a presumir desmesuradamente, solo en la
medida que nuestro campo de actividad nos lo autorice, dentro de los límites
que Dios nos ha señalado y que nos han permitido llegar hasta vosotros. 14 Pues, de hecho, nosotros no
mentimos cuando decimos que hemos llegado hasta vosotros, ya que realmente
hemos llegado a vosotros con la buena nueva del Cristo, 15 y no presumimos a costa de
las fatigas de otros. Por esto mantenemos la esperanza de que a medida que
vuestra fe vaya creciendo, llegaréis a tenernos en mayor estima. 16 Mientras tanto, y siempre
dentro de los límites del campo de actividad que nos ha sido asignado,
esperamos predicar la buena nueva en pueblos más lejanos que el vuestro, pero
sin invadir los confines de otros, para atribuirnos el mérito de cosas que
estaban ya preparadas. 17 “El que quiera gloriarse, que se gloríe en el SEÑOR”, (Isaías
65:16-18) puesto que no queda aprobado el que se recomienda a si mismo, sino el
que es recomendado por Dios.
11 1 Y ahora espero que permitáis
que me comporte insensatamente, y ¡Seguro que me lo permitiréis! 2 Yo siento por vosotros la misma
solicitud que Dios siente, por poder presentaros ante Cristo como una virgen
casta, puesto que os he prometido a un solo esposo. 3 Sin embargo, me temo que tal
como la serpiente sedujo a Eva con sus artimañas, por algún motivo, también
vuestras mentes se alejen de la sencillez y de la pureza que tienen para con
Cristo. 4 Pues cuando llega alguno predicando a otro Jesús, uno distinto
del que nosotros os hemos predicado, o cuando se trata de recibir un espíritu
distinto del que habéis recibido y de aceptar una buena nueva diferente a la
que habéis aceptado, vosotros escucháis con gusto. 5 Yo me precio de no ser inferior
en nada a estos sumo apóstoles, 6 porque si no estoy muy cultivado en el lenguaje, lo estoy en los
conocimientos, como en toda circunstancia lo hemos demostrado ante vosotros 7 ¿Cometí entonces un error cuando
para daros estímulo, os anuncié la buena nueva de Dios gratuitamente y con
modestia? 8 Pues con el fin de serviros obtuve a través de otras
congregaciones lo que necesitaba para vivir. 9 Mientras estuve entre vosotros
no fui una carga para ninguno, y cuando necesité ayuda, los hermanos que
llagaban de la Macedonia proveyeron a mis necesidades. En todo momento he
procurado no ser para vosotros una carga, y seguiré así en el futuro, 10 para que tan ciertamente
como que la verdad de Cristo está en mi, en las regiones de la Acaya ninguno
pueda negarme este mérito. 11 ¿Y esto porqué? ¿Será porque no os quiero? Bien sabe Dios que os
quiero, 12 pero continuaré comportándome así, para privar de cualquier
pretexto de jactancia a los que buscan una ocasión de igualarse a nosotros. 13 Porque estos falsos
apóstoles son unos operarios fraudulentos que se disfrazan de apóstoles de
Cristo, 14 y no es que sea asombroso, ya que también Satanás se disfraza de
ángel de luz, 15 de manera que no es sorprendente que sus ministros se disfracen
de ministros de justicia. Sin embargo, su final será según sus obras.
16 Repito
pues, ninguno me considere un insensato. Aunque si lo preferís, consideradme un
insensato para que también yo pueda jactarme un poco, 17 pero las cosas que diga con
aplomo mientras presumo, no serán según el Señor, si no de acuerdo con el
proceder de un insensato. 18 Muchos presumen en base a consideraciones humanas, y también yo
puedo hacerlo, 19 ya que vosotros, que sois sabios, soportáis a los insensatos de
muy buena gana, 20 y si alguien os trata con prepotencia, si alguno se aprovecha de
vosotros o se apodera de lo vuestro, si os maltrata y os abofetea en el
rostro, vosotros lo soportáis. 21 ¡Se ve que nosotros hemos
sido demasiado blandos! Y digo esto para nuestra vergüenza. Aún así, estos se
atreven a jactarse, y yo también hablaré insensatamente 22 ¿Son ellos Hebreos? También
yo ¿Son Israelitas? También yo ¿Son descendencia de Abraham? También yo 23 ¿Son ministros de Cristo?
Hablando como insensato, digo ¡Yo lo soy más que ellos! Más que ellos por las
fatigas, más que ellos por las prisiones, mucho más que ellos por los golpes
sufridos y por la cantidad de veces que he estado expuesto a la muerte. 24 He recibido de parte de los
Judíos, cinco veces los cuarenta golpes menos uno, 25 tres veces he sido azotado
con varas, tres veces he naufragado y una vez he sido lapidado, quedando como
muerto durante un día y una noche. 26 Casi siempre estoy en los caminos, en peligro en los ríos, en
peligro por los ladrones, en peligro por mis compatriotas, en peligro por la
gente de las naciones, en peligro en las ciudades, en peligro en los desiertos,
en peligro en el mar y en peligro entre los falsos hermanos. 27 Casi siempre en fatigas y
penalidades, tantas veces sin dormir y sin alimento ni bebida, tantas veces en
ayunas, en el frío y sin tener con que cubrirme. 28 Y además de esto, siempre
preocupado por los asuntos que me llegan de todas las congregaciones, 29 porque cuando alguno está
en dificultades, yo sufro con él y cuando alguno está débil en la fe, yo me
preocupo por él. 30 Así que, si es necesario presumir de alguna cosa, presumiré de
esta debilidad mía, 31 pues el Dios y Padre de nuestro señor Jesús, que sea eternamente
bendecido, sabe bien que no miento, 32 y que incluso en Damasco, el oficial representante del rey Areta,
dispuso para capturarme, a la guardia real dentro de la ciudad de los
damascenos, 33 de modo que, para poder escapar de él, tuvieron que descolgarme
muro abajo dentro de una cesta.
12 1 Presumir no es bonito, pero yo
voy a hablaros de las visiones y de las revelaciones que el Señor me ha
concedido. 2 Conozco a un hombre en el Cristo, que hace catorce años, si en el
cuerpo o sin el cuerpo no lo sé, Dios lo sabe, fue arrebatado hasta el tercer
cielo. 3 Sé que aquel hombre, si en el cuerpo o sin el cuerpo no lo sé,
Dios lo sabe, 4 fue arrebatado al paraíso y recibió información de hechos
demasiado excelsos para ser explicados en el lenguaje de la humanidad. 5 De este hombre sí puedo
presumir, pero en lo que a mi persona se refiere, solo presumiré de mi
debilidad. 6 Y aunque si quisiese presumir no sería un insensato porque solo
diría lo que es cierto, evito hacerlo, para que ninguno tenga de mi una opinión
más elevada de la que puede formarse viéndome y oyéndome. 7 Por la grandeza de las
revelaciones, y para que yo mismo no me sintiese demasiado importante, se me ha
infligido un sufrimiento que me atormenta como si fuese un ángel de Satán
encargado de abofetearme, impidiéndome así pecar de soberbia. 8 Hasta tres veces he orado al
Señor para que me cure, 9 pero él me dice: “te sea suficiente mi favor, porque mi potencia
puede demostrarse de un modo perfecto en la debilidad”. De manera que presumo
muy a gusto de mi debilidad, y para que la potencia del Cristo more en mi, 10 me alegro de la debilidad,
de los insultos, de las dificultades, de las persecuciones y de las angustias
que soporto por causa de Cristo, porque sabiéndome débil, soy verdaderamente
fuerte. 11 Me he comportado como un insensato, y vosotros me habéis obligado
a hacerlo, porque ¡Debierais ser vosotros quienes me consideraseis! Y si no soy
muy importante, tampoco soy inferior en nada a ciertos sumo apóstoles. 12 He efectuado entre vosotros
las señales de un apóstol verdadero, o sea, la gran paciencia, los milagros,
los prodigios y las obras potentes 13 ¿Que os ha faltado entonces con respecto a las demás
congregaciones, si no es el hecho de que no haya sido para vosotros una carga?
¡Y perdonadme la osadía! 14 Esta es ya la tercera vez que voy a veros, y como las otras veces,
tampoco estaré a cargo vuestro, porque os busco a vosotros como personas y no a
lo que es vuestro. Además, no son los hijos los que deben proveer para los padres,
si no los padres para los hijos, 15 de manera que dispondré de lo mío con gusto, y hasta me
sacrificaré a mi mismo por vosotros. Y si yo os quiero tanto ¿Porque debierais
vosotros quererme menos? 16 Ahora ha quedado claro que
yo nunca he sido una carga para vosotros, pero aún decís que, por ser tan
listo, os he enredado con engaños. 17 ¿Me he aprovechado entonces por medio de alguno de los que os he
enviado? 18 Exhorté a Tito a que fuese a veros y envié con él a un hermano ¿Se
aprovechó quizás Tito en algún modo? ¿No nos hemos comportado todos de la misma
manera y siguiendo las mismas normas? 19 Hace ya tiempo que pensáis
que ante vosotros nos justificamos, sin embargo, amados, nosotros hablamos ante
Dios y ante Cristo para vuestra edificación. 20 Lamentablemente, creo que
cuando llegue no voy a encontraros como yo quisiera, pero tampoco vosotros me
encontraréis como quisierais. Temo que haya entre vosotros litigios, celos,
cólera, rivalidad, calumnias, chismes, fanatismo e inmoralidad. 21 Y me temo que cuando
llegue, Dios me entristecerá de nuevo por vuestra culpa, y tendré que llorar
por todos los que han pecado y no quieren volverse de la inmoralidad, la
fornicación y la vida disoluta que practican.
13 1 En esta tercera visita mía,
todas las acusaciones que hagáis deberán ser confirmadas por dos o tres
testigos. 2 Cuando estaba entre vosotros en mi segunda visita, lo advertí, y
ahora, mientras estoy ausente, advierto de nuevo a los que han pecado y a todos
los demás, que cuando llegue no voy a mostrarme indulgente. 3 Tendréis la prueba de que es
Cristo quien habla a través mío, y él no es débil si no poderoso entre
vosotros. 4 Pues si es cierto que fue puesto en el palo en debilidad, vive
ahora por el poder de Dios, y del mismo modo, también nosotros estamos en
debilidad, pero viviremos con él por el poder de Dios. 5 Examinad pues vosotros mismos si
estáis en la fe, poneos a prueba, y a menos que la prueba os resulte
desfavorable, os daréis cuenta de que Cristo Jesús está unido a vosotros. 6 Espero que todavía podáis
reconocer que, puestos a prueba, nosotros no hemos resultado descalificados. 7 Y rogamos a Dios que no hagáis
ningún mal, no porque nos creamos mejores, sino para que obréis lo que está
bien, aunque esto demuestre que nos hemos equivocado al juzgaros. 8 De todos modos, nosotros nada
podemos hacer en contra de la verdad, solamente en favor de ella. 9 Por esto nos alegramos de que,
mientras nosotros somos débiles, vosotros seáis fuertes, y rogamos para que
seáis restablecidos. 10 Os escribo estas cosas mientras estoy ausente, para que más
tarde, cuando me halle entre vosotros, no tenga que actuar severamente, con el
poder que el Señor me ha dado para edificar, no para demoler. 11 Por lo demás hermanos,
estad alegres y procurad restableceros, tened valor y seguid unidos en el
pensamiento. Vivid en paz, porque el Dios del amor y de la paz estará con
vosotros. 12 Saludaros unos a otros con un beso santo. 13 Todos los santos os
envían sus saludos, 14 y que el favor del Señor sea con vosotros.