Una Congregación pura para servir a nuestro Dios
1
El rey David pregunta: “¿Quién subirá
al monte de Yahúh y ascenderá a su lugar santo?” Y Dios le responde mediante su espíritu: “Aquel de manos
limpias y de corazón puro, que no se levanta para
falsedad ni jura con engaño”. (Salmo
24:3..4) Quién piense que Dios pasa por alto en los suyos, las
prácticas que están en contraste con su enseñanza, se engaña. Isaías advierte al
pueblo de Dios: “¡Ay de los que declaran bueno lo que
es malo y malo lo que es bueno, que llaman luz a la oscuridad y oscuridad a la
luz, que presentan lo amargo como dulce y lo dulce como amargo!” (Isaías
5:20)
Cuando el salmista dice: “¿Cómo puede un joven
limpiar su camino para guardar tu palabra?” (Salmo 119:9) Dios responde a través de
Miqueas: “Se te ha
explicado, hombre, lo qué es el bien ¿Y qué es lo que
Yahúh requiere de ti, a no ser el obrar con rectitud, amar
la clemencia y ser modesto al tratar con tu
Dios?” (Miqueas
6:8)
2
Yahúh había dicho a la congregación de Israel: “yo soy Yahúh vuestro Dios, y debéis
santificaros, debéis ser santos porque yo soy santo”. (Levítico 11:44..45;
19:2) Por este motivo el apóstol Pablo
escribe a las congregaciones cristianas de la corrupta ciudad de Corinto: “Estando en posesión de
estas promesas, amados, purifiquémonos de toda contaminación física y
espiritual, para completar nuestra santificación en un respetuoso temor
de Dios”. (2Corintios
7:1)
Estas palabras enfatizan el hecho de que para poder
disfrutar de una relación con Dios y recibir las bendiciones prometidas, es
necesario perseguir la pureza física y espiritual, amando la verdad y
procediendo con integridad en el trabajo, en los proyectos y las en intenciones.
Los que desean la aprobación de Dios deben entender y aceptar de corazón el
concepto que Yahúh tiene de lo que es puro y admisible, y la incontaminación con las
prácticas corruptas del mundo, es un factor fundamental en la adoración
verdadera.
3
Las normas de la Ley entregada a Moisés regulaban
prácticamente cualquier aspecto de la vida cotidiana, exponiendo lo que era
grato para Dios y lo que no lo era. Yahúh tenía y tiene para su pueblo un
encargo especial, y tal como la obediencia a sus mandatos protegía al Israel del
antiguo pacto de las prácticas inmorales de las naciones de su entorno, la
obediencia a los mandatos de Cristo, que dijo: “He
bajado del cielo para hacer, no la voluntad mía, sino la voluntad del que me ha
enviado”, (Juan 6:38..40)
también protege al Israel del nuevo pacto, de las prácticas corruptas del mundo.
Por medio de Moisés, Yahúh había dicho a su pueblo: “Y
ahora, si escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis de entre todos los
pueblos, posesión mía. En realidad toda la tierra es mía, pero vosotros seréis
un reino de sacerdotes y una nación santa para mí”. (Éxodo
19:5..6)
¿No deberían estas palabras
hacer reflexionar a los seguidores de Cristo, que mediante el nuevo pacto
constituyen el pueblo de Dios? Porque si bien es verdad que los cristianos no
están bajo la Ley
entregada a Moisés, deben tener presente que las cosas escritas en ella son
“la prefiguración de cosas futuras” y que “la realidad es
Cristo”. (Colosenses 2:17) Pero si la Ley “contiene
una sombra de los bienes futuros”, (Hebreos 10:1) y las
cosas que hay en ella nos sirven “como ejemplo y se
escribieron como una advertencia para aquellos de nosotros a quienes les
llega el final de los tiempos”, (1Corintios 10:11) resulta
esencial considerar seriamente las palabras de Dios con respecto a la condición
moral de su pueblo, puesto que advierte: “Yo, Yahúh, no
cambio”. (Malaquías 3:6) Por esto, el hecho de que los
seguidores de Cristo salvaguarden su integridad moral, resulta hoy tan
importante como en los tiempos de la Ley.
4
Recordemos que Yahúh rechazó a
la nación de Israel porque mezclaba en su adoración las cosas que las naciones
practicaban, y reprendió a sus gentes por medio de Isaías, diciendo: “Ciudad fiel ¿Cómo es que te has convertido en ramera?
¡Estabas llena de justicia! Entonces moraba en ella la rectitud, pero ahora ha
sido asesinada. Tu plata se ha convertido en escoria, tu vino ha sido diluido en
agua, tus príncipes son rebeldes y sus colaboradores ladrones, cualquiera de
ellos ama el soborno y persigue las gratificaciones”. (Isaías
1:21..23)
Dios describe a su pueblo
como: “una nación
extraviada, un pueblo cargado de iniquidad” que había “injuriado al Santo de
Israel” volviéndose “atrás”, (Isaías 1:4) y dice: “¿Qué son para mí vuestra
abundancia de sacrificios? ... Estoy hastiado de los holocaustos … ¡No sigáis trayendo
ofrendas vacías! ... no soporto ilegalidad en la congregación …
cuando extendáis las palmas de las manos ocultaré de vosotros mi rostro. Así
multipliquéis vuestras súplicas no escucho … lavaros, limpiaros, quitad de mi
presencia la inmoralidad de vuestras obras y cesad de practicar lo
perjudicial”. (Isaías 1:11..16)
Y es que cuando voluntariamente y a beneficio personal, un cristiano abandona la
integridad que Dios requiere de su pueblo, la religiosidad y el culto son
inútiles y añaden la hipocresía al error.
5
Hablando de la obediencia debida, Jesús dijo esta parábola:
“¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos y
llegándose al primero, le dijo: «Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña», y él
respondió: «No quiero», pero luego se
arrepintió y fue. Entonces, llegándose al otro le dijo lo mismo y él le dijo
en respuesta: «Yo iré señor», pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad
de su Padre?” (Mateo 21:28..31)
Yahúh no está atento a los dichos y la apariencia sino a los hechos. Él
mira y juzga las inclinaciones del corazón, por esto Salomón escribe: “Más que cualquier cosa,
cuida de proteger tu corazón porque de
él mana la vida”. (Proverbios 4:23) Y es que, como dijo Jesús:
“del corazón salen los malos designios, los homicidios, los adulterios, la
idolatría, el robo, el falso testimonio y las blasfemias”. (Mateo
15:19) Si no vigilamos atentamente los deseos que albergamos en el corazón y
rechazamos los “propios del modo de vivir de las
naciones”, (1Pedro 4:3) nos alejaremos de la pureza y de la
fidelidad que debemos a nuestro Dios Yahúh.
Por este motivo, Pablo advierte: “no debemos
vivir para satisfacer los deseos de los sentidos del cuerpo, porque si vivimos para complacerlos tenemos
la certeza de morir, mientras que si vivimos en armonía con el
espíritu, haciendo morir las prácticas del cuerpo pecaminoso,
viviremos”. (Romanos 8:12..13) Justificar cualquier cosa
que nos aparte de la fidelidad debida a Yahúh es irresponsable, por no decir
inútil. ¿Qué ventaja hay en alejarse de Dios para alcanzar un espejismo de
“felicidad” que solo es el “placer de un día”? (2Pedro 2:13) Nuestro
tiempo en este mundo injusto es en realidad un período corto e incierto ¿Acaso
vale más que la vida imperecedera que Cristo ha puesto al alcance de los
hombres?
6
Pedro escribe a los discípulos: “Sea
bendecido el Dios y Padre de nuestro señor Jesús Cristo, que en su gran
misericordia nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza de vida, resucitando de
entre los muertos a Jesús Cristo, una
heredad incorruptible, sin mancha y
eterna, reservada en el cielo para
vosotros, que por la potencia de Dios estáis custodiados a causa de la fe,
para la salvación que será revelada en
los últimos tiempos”. (1Pedro
1:3..5) No olvidemos que Dios nos
ha justificado por medio de la fe en Cristo y nos ha llamado a seguir el camino
de la verdad y de la vida.
“Por esto”, dice Pedro: “amados, yo os exhorto a que como forasteros y residentes
temporales, os abstengáis de los
deseos materiales que estén en conflicto con la vida
espiritual, para que vuestro modo de vivir entre la gente de las
naciones sea irreprensible”, (1Pedro 2:11..12) “y puesto que llamáis Padre al que sin preferencias
personales, juzga a cada cual según sus
obras, en tanto dure vuestra permanencia en esta tierra donde sois como
forasteros, comportaos con respetuoso temor”. (1Pedro
1:17)
Salomón escribió: “el temor de Yahúh significa odiar lo
malo”. (Proverbios 8:13) Para agradar a Dios y
estar en disposición de recibir sus bendiciones, es fundamental que no tratemos
de justificar nuestros errores, porque si no ponemos en primer lugar la
rectitud, algún día nos dirá Jesús: “Apartaos de mí,
practicantes de ilegalidad”. (Mateo
7:23)
7
Isaías dice: “El que camina en
integridad, el que habla con rectitud, el
que rechaza la ganancia de extorsión, el que aparta sus manos de la ganancia por
soborno, el que cierra sus oídos a considerar el derramamiento de sangre y
cierra sus ojos a la consideración del mal, morará en las alturas, fortalezas inaccesibles serán su
refugio, su alimento le será
entregado y sus aguas le estarán aseguradas”. (Isaías
33:15..16)
La protección de Yahúh es la seguridad de
los suyos. La riqueza, el prestigio y el poder que en el mundo tanto se valoran,
resultan totalmente inútiles para alcanzar la vida que ha puesto al alcance de
los suyos. Jesús dijo a sus discípulos: “no estéis
ansiosos por la vida, qué comer, ni por el
cuerpo, cómo cubrirse. La vida es más que la comida y el cuerpo es más que el
vestido ... ¿Y quién de vosotros puede preocupándose, añadir un cúbito a su
altura? Pues si no podéis hacer esto ¿Por qué preocuparos por lo demás? Pensad
en cómo crecen los lirios, no se cansan ni hilan, pero os digo que ni siquiera
Salomón en toda su gloria fue vestido como uno de ellos, y si a la vegetación
que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, Dios la viste así
¡Cuánto más a vosotros, hombres de poca fe! No estéis pues buscando lo que
podéis comer y lo que podéis beber, y no estéis ansiosos. Esto es lo que
todas las naciones de este mundo buscan, pero vuestro Padre ya sabe que
tenéis necesidad de estas cosas. Vosotros buscad el reino de Dios y
estas cosas os serán añadidas”. (Lucas
12:22..31)
8
Jesús animó a los suyos a
vivir sostenidos por la confianza. Les dijo: “No temas pequeño
rebaño porque vuestro Padre aprueba
entregaros el reino. Vended vuestras posesiones y haced dádivas. Haceos con
bolsas que no envejezcan, un tesoro que no falla en los cielos, donde el ladrón
no se acerca y la polilla no consume, porque donde está tu tesoro,
allí estará también tu corazón”. (Lucas 12:32..34) Y
refiriéndose al camino que sus discípulos debían tomar, dijo: “Entrad por la entrada estrecha, porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva
a la destrucción y son muchos los que van entrando en él, pero estrecha es la
entrada y angosto el camino que conduce a la vida y son
pocos los que lo encuentran” (Mateo
7:13..14)
Este es el camino que Jesús siguió, él “no
buscó complacerse a sí mismo” (Romanos 15:3) y “se entregó por nuestros pecados, para sustraernos a este
malvado mundo presente, según la voluntad de Dios nuestro Padre”,
(Gálatas 1:5) por esto es también el camino que sus discípulos deben
tomar, pues “quien dice: «yo le he conocido» y no
observa su enseñanza, es un mentiroso y la verdad no está en él … y quien
dice estar unido a él, debe también caminar como él caminó”.
(1Juan 2:4..6)
9
¿Qué
dice la
Escritura del camino que según la voluntad de Dios, deben
seguir los discípulos de Cristo?
En primer lugar, es fundamental recibir el bautismo en el nombre de Jesús, ya
que es el único que tiene valor ante Dios, como Jesús mismo afirma con estas
palabras: “Yo
soy el Camino, la
Verdad y la Vida.
Nadie va al Padre si no es por medio de
mí”. (Juan 14:6)
Lucas nos dice que Pedro ordenaba a los seguidores de Jesús, “que fuesen bautizados en el nombre de Jesús
Cristo”, (Hechos 10:48) pues “en ningún otro
hay salvación, porque no hay bajo el cielo ningún otro nombre
entregado a los hombres, por medio
del que podamos ser salvados”. (Hechos 4:12)
Pablo escribe: “¿Ignoráis tal
vez que al ser bautizados en Jesús Cristo, todos nosotros fuimos
bautizados en su muerte? Mediante el bautismo fuimos entonces sepultados
en su muerte, para que tal como fue Cristo resucitado de entre los muertos
por su glorioso Padre, también nosotros caminásemos en una vida nueva, pues si se nos ha unido a él en la semejanza de
su muerte, seguro que también lo
estaremos en la semejanza de su resurrección”. (Romanos
6:3..5) Y dice: “En Cristo
es donde reside toda la perfección de una persona divina, él es cabeza de todo
principado y autoridad, y vosotros participáis de su perfección. Habéis sido circuncidados en él, no con
una circuncisión hecha con las manos que os priva de una parte del cuerpo, sino
con la circuncisión del Cristo, o
sea, siendo sepultados con él mediante
el bautismo y resurgiendo con él
mediante la fe en el poder de Dios, que lo ha resucitado de entre los
muertos”. (Colosenses
2:9..12)
Porque “cuando se manifestó la bondad de
nuestro Dios y su amor por los hombres, nos salvó rescatándonos, pero no debido
a las obras justas que hemos hecho sino por su misericordia. Y mediante el bautismo nos hizo nacer de
nuevo, regenerados por el espíritu santo que él ha derramado abundantemente
sobre nosotros por medio de nuestro salvador Jesús Cristo. Y así, justificados mediante su generoso don,
hemos llegado a ser herederos, según la
esperanza de la vida eterna”. (Tito
3:4..7)
El apóstol Juan dice a los bautizados en Cristo: “todo el mundo está bajo el poder del Maligno, pero sabemos que nosotros nos hemos
originado de Dios”, (1Juan 5:19) porque tras el bautismo,
ellos no forman ya parte de este mundo injusto y considerándose forasteros,
viven en él sostenidos por la fe y la esperanza en las promesas de Dios, que les
ha hecho hijos suyos.
10 En
segundo lugar, todos los que ponen fe en la buena nueva del Reino de Dios
predicada por Cristo, deben esforzarse en
declararla y compartir con otras personas la esperanza de vivir para siempre,
libres de todo tipo de maldad. Porque “nosotros
estamos esperando unos nuevos cielos y
una nueva tierra según su
promesa, que alberguen la
justicia”. (2Pedro 3:13)
Jesús, “llamando a las gentes junto a sus
discípulos, dijo: “Si alguno quiere
venir tras de mí, renuncie a sí
mismo, tome su palo y me siga, porque el que quiera preservar su vida la
destruirá, pero el que pierda su vida por mi causa y por la buena nueva, la
salvará ¿Qué beneficio es para el hombre
ganar el mundo entero y perder la vida? ¿Qué pues daría el hombre a cambio
de su vida? Porque del que se avergüence de mí y de mis palabras en esta
generación adúltera y pecadora, también se avergonzará el Hijo del hombre cuando
llegue en la gloria de su Padre, con los santos ángeles”. (Marcos
8:34..38)
Pablo escribe: “Si proclamo la buena nueva, no
es para mí un mérito sino un deber ¡Ay de mí si no la predicase! Tendría mérito
si la proclamase por iniciativa propia, pero no lo hago por iniciativa propia
porque me ha sido confiado un cometido”. (1Corintios 9:16..17) Y dice: “Aunque soy libre, me
he hecho servidor de todos para ganar un mayor número de personas … Me he
puesto en el lugar de los débiles para ganar a los débiles, me he puesto en el lugar de cualquiera para
ganar a alguno. Y todo esto lo hago
en favor de la buena nueva, con el
fin de compartirla con otros”. (1Corintios
9:19..23)
11
También es importante para los que desean caminar en el camino de Cristo,
escuchar esta advertencia de Pablo:
“No debéis entrar en una unión desigual con los
incrédulos, porque ¿Que relación puede
haber entre la justicia y la ilegalidad? ¿Que comunión entre la luz y las
tinieblas? ¿Que acuerdo entre el Cristo
y el Diablo? Y ¿Que relación
entre el fiel y el infiel? Además ¿Que armonía puede haber entre el
templo de Dios y los ídolos? De hecho, nosotros somos el templo del Dios
viviente, puesto que Dios dice: «Habitaré y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi
pueblo» y «Salid de entre ellos y separaos dice el SEÑOR,
no toquéis nada impuro y yo os acogeré». Y otra vez: «Seré para vosotros cómo un padre y vosotros
me seréis cómo hijos e hijas», dice Yahúh el omnipotente”
(2Corintios 6:14..18)
Esta declaración proporciona un principio fundamental para preservar la
pureza espiritual, es un principio que regula las relaciones del cristiano en
los negocios, en el matrimonio, en la política de este mundo que nada tiene que
ver con el Reino de Dios, y con el mundo en general, por esto conviene tenerlo
bien presente en nuestras actividades y
decisiones.
12
Juan escribe que Cristo “se entregó por nosotros para rescatarnos de nuestra
condición pecaminosa y constituir un
pueblo que le pertenezca, y sea puro
y diligente en obras buenas”. (Tito
2:14)
En nuestra vida diaria, la práctica de
obras buenas incluye glorificar el nombre de Dios, permaneciendo en contacto con
él por medio de la oración y esforzándonos en que nuestra conducta manifieste
los frutos de su espíritu. Dice Pablo: “el fruto del
espíritu es amor, alegría, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y auto
disciplina … Aquellos que pertenecen a Jesús Cristo, han fijado al palo el
cuerpo con sus pasiones y sus deseos. Si vivimos por el espíritu,
caminemos también guiados por el espíritu. No nos hagamos pues vanidosos,
envidiándonos y compitiendo unos con otros”, (Gálatas
5:22..26) y ocupémonos en
hacer “el bien sin perder el ánimo, porque si no nos
cansamos, a su tiempo recogeremos …
mientras tengamos tiempo, hagamos el bien a todos, pero
sobretodo, a nuestros hermanos en la fe”. (Gálatas
6:9..10) Tampoco debemos olvidar a las personas que sufren por las
enfermedades, por los desastres naturales y por causa de otras tragedias
humanas. Recordemos que Yahúh ama la generosidad y que los dones más importantes
para los seguidores de Cristo “permanecen
inmutables”, y son “la fe, la esperanza y el amor”. (1Corintios
13:12)
13
“Todo atleta”, dice Pablo “se somete a una rígida disciplina para ganar un premio
corruptible, mientras que nosotros, uno que es incorruptible. Por tanto yo
corro, pero no sin objetivo. Dirijo mis golpes de modo que no golpeen al aire.
De hecho, me someto a una dura disciplina dominando mis sentidos,
para que no suceda que después de haber predicado a otros, sea yo
mismo descalificado”. (1Corintios
9:25..27)
Cómo siervos del Altísimo, tenemos que mostrar integridad ante las
dificultades que la vida nos depara, mientras nos ayudarnos unos a otros a
superarlas, poniendo siempre en primer lugar la lealtad a nuestro Dios, que nos
exhorta con estas palabras: “Sé sabio, hijo mío, regocija mi corazón y responderé al que me desafía”.
(Proverbios 27:11) Y de hecho
la Escritura
nos muestra que sí existe un desafío, por ejemplo, cuando el adversario de Yahúh
se refiere a la lealtad de Job, dice: “¿Teme Job a
Dios sin ventaja? ¿No has levantado un muro entorno a él y a su casa, y
alrededor de todo lo suyo?”, (Job
1:9-10) “pero si extiendes ahora tu mano y tocas
todo lo que tiene, te maldecirá en tu cara”. (Job 1:11) Y acusa luego a la humanidad,
diciendo: “todo lo que el hombre tiene lo dará por su
vida, pero toca sus huesos y su carne y te maldecirá en tu cara”. (Job 2:1)
Yahúh sabe que como Cristo y muchos hombres fieles demostraron, esta
afirmación es falsa, pero permaneciendo fiel y obedientes en la adversidad
tendremos el gran privilegio de
alegrar su corazón.
14
Recordemos que Juan escuchó en su visión, estas palabras: “Los que hayan
vencido heredarán estas cosas, yo seré su Dios y ellos serán mis
hijos, pero los cobardes, los que no tienen fe … y todos los mentirosos, hallarán su lugar
en el lago de fuego que arde con azufre y que significa la segunda
muerte”. (Apocalipsis 21:7..8)
No permitamos que las presiones del mundo dobleguen la rectitud que
debemos a nuestro Padre. Pablo nos dice: “os exhorto,
hermanos, a presentaros vosotros mismos en sacrificio vivo, santo y aprobado,
como una elocuente ofrenda a Dios”. (Romanos 12:1) El privilegio de haber sido
purificados mediante el bautismo en Cristo es de un inmenso valor, y puesto que
ya sabemos “que todas estas cosas han
de ser disueltas”, vivamos “en fidelidad y
pureza, mientras” esperamos “que llegue cuanto
antes el Día de Yahúh, en el que los cielos serán disueltos y los elementos,
intensamente calientes, se fundirán”. Y “mientras esperamos estas cosas”, roguemos con todo el
corazón a nuestro Dios “para que él” nos “encuentre sin
mancha, irreprensibles y en paz”. (2Pedro 3:11
y
14)