La adoración verdadera es la vía
para la vida
1
El Señor Yahúh dio a Josué un mandato que debía conducirle a la vida; le
dijo: “Este libro de la Ley no se apartará de tu boca; meditarás
en él día y noche para que cuides de hacer todo lo escrito allí,
pues así harás prosperar tu camino y tendrás éxito”. Josué
1:8
El
principio que este mandato encierra, está aún vigente para los discípulos
de Jesús, pues aunque no están como los antiguos hebreos, sujetos a una
ley que prescribía mandatos específicos, ceremonias y sacrificios, sí que
lo están al espíritu que la motivaba. Por esto, cuando a Jesús “se
le acercaron unos saduceos … y le preguntaron: ‘Maestro ¿Cuál es el mandamiento
mayor de la Ley?’ él les dijo: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el
primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: ‘Amarás a tu prójimo
como a ti mismo’. De estos dos mandamientos penden toda la Ley
y los Profetas”. Mateo 22:36..40
2
El apóstol Pablo dice que los sacrificios, los utensilios y
las ceremonias prescritas en Ley, solo contenían “una
sombra de los bienes futuros, no la realidad misma de las cosas …” Hebreos
10:1 Significaban “la prefiguración de cosas futuras, pero la
realidad es Cristo”. Colosenses 2:17
Por esta razón, avisa a los seguidores de Jesús: “que
ninguno de los que están orgullosos sin razón de su propio punto de
vista, sugerido por una mente dirigida hacia lo sensorial, pueda
haceros su víctima al adoptar posturas que se basan en una humildad
ficticia y en unas prácticas relacionadas con observancias
religiosas”, Colosenses 2:18 y les exhorta: “… debemos
caminar por fe, no por vista” . 2Corintios
5:7
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Aún así, la mayoría de las religiones enfatizan los aspectos sensoriales
de la adoración, o sea, los aspectos ceremoniales o “sacramentales”.
Muchos programas religiosos giran en torno a elaborados ritos, combinados
con solicitudes de fondos, sin prestar demasiada atención al hecho de que
las Escrituras cristianas, que revelan “la realidad misma de
las cosas”, muestran sin lugar a dudas, que la única adoración grata a
Dios está vinculada con las motivaciones y conducta de la persona. La adoración
verdadera no radica pues en cultos ceremoniales ni en ritos litúrgicos;
se basa en el modo de proceder en la vida y necesariamente incluye la
asociación regular de los fieles, con el fin de que puedan “compartir
experiencias estimulantes que” les “fortalezcan
espiritualmente; pero sobre todo”, para que confortándose “mutuamente por
medio de la fe”, Romanos 1:12 puedan mantener la esperanza. En
realidad, la adoración verdadera abarca todos los aspectos de la vida y
es el camino a seguir que los primeros discípulos denominaban “la
Vía” y la “Vía de la verdad”. Hechos
9:2; 19:9; 2Pedro 2:2
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Tal como Jesús explicó a una mujer samaritana, la adoración
verdadera consistiría desde entonces, en el modo de vivir. Le dijo: “Créeme,
mujer, porque llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén,
adoraréis al Padre … Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en
espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que
le adoren. Dios es un espíritu y los que le adoran, deben adorarle en
espíritu y en verdad”. Juan 4:21, 23..24 Jesús
enfatizó tanto el ‘adorar en espíritu’, o sea, caminando por
fe y no por vista, como el ‘adorar en verdad’,
o sea, poniendo fe en las promesas de Dios, sin deformarlas ni
añadir cosa alguna a lo que quedó escrito por inspiración de su espíritu.
Adorar en espíritu, a través del corazón y la mente, nada tiene que ver
con la adoración que utiliza la ayuda de imágenes, objetos o lugares como
una montaña, un templo o una ciudad. En vez de confiar en cosas que
requieren vista y tacto material, los adoradores verdaderos, sin importar
el lugar o las cosas que tengan a su alrededor, adoran a Dios en
espíritu, ponen fe en sus promesas y su corazón les mueve a servirle en
armonía con la verdad de su Palabra, que siempre tienen presente.
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Esta actitud concuerda con la adoración que Dios estableció en un
principio. Él no había prescrito ceremonias o rituales especiales para
que sus primeros hijos humanos se le acercasen; en realidad, la adoración
que esperaba entonces y espera ahora de todos sus hijos, se basa en el
amor, en la gratitud y en una fiel obediencia a su voluntad, un entrega
libre y voluntaria a su autoridad, secundada por la sincera convicción de
que es la única esperanza de vida y de bienestar para toda su creación.
Con este fin, él ha revelado al hombre su verdad, que consiste en todas
las cosas que necesariamente debe saber, comprender y respetar, para que
conociendo la realidad de su condición, viva en armonía con ella. Si la primera
pareja humana hubiese seguido el camino que Dios había trazado para
ellos, las verdades que les habían sido reveladas, les habrían protegido
y conducido por la vía de la vida perdurable; su vida en la Tierra
hubiese sido un éxito, porque caminando en armonía con el propósito de
Dios, no podían fracasar.
El pecado
modifica la adoración
6
Dice la Escritura que “igual que por causa del primer hombre el
pecado entró en el mundo, por causa del pecado la muerte se extendió a
todos los hombres, porque todos heredaron el pecado”. Romanos
5:12 Por su desobediencia, el hombre rompió su natural relación con
Dios y se abrió un abismo entre la humanidad caída y su Creador; entonces
la adoración verdadera asumió nuevos rasgos, ajustándose a las realidades
del destino heredado por la humanidad. Después del gran diluvio que
cubrió la Tierra, los hombres se multiplicaron y se construyeron dioses
según sus gustos y necesidades, pero aun así, el Creador no los abandonó
a su suerte. Para salvaguardar la verdad y dar a conocer su propósito,
eligió para sí a un pueblo que provenía de Abraham y de sus descendientes
Isaac y Jacob, los hombres fieles que recibieron sus promesas, y cuando
llegó el tiempo señalado, efectuó un pacto con sus gentes mediante
Moisés, suministrándoles la Ley y estableciendo una adoración ceremonial
que cumplía un propósito figurativo y temporal, e introducía la figura de
un mediador, de un sacerdocio que ofrecía sacrificios para el perdón de
los pecados, de diversas purificaciones y regulaciones, y de un santuario
que ilustraba tangiblemente, la santidad y la inaccesibilidad del hombre
a Dios. Sin embargo, todas estas disposiciones eran solamente “una
sombra de los bienes futuros, no la realidad misma de las cosas”. Hebreos
10:1
7
El apóstol Pablo explica que “… todas estas cosas eran
solamente la imagen de un futuro que ahora se inicia”.
Y escribe “Los dones y sacrificios ofrecidos en este tabernáculo, no
purificaban completamente las conciencias de quienes los ofrecían, por ser
unas disposiciones que solo concernían al cuerpo, relacionadas con
alimentos, bebidas y purificaciones rituales varias, impuestas hasta
que lo auténtico llegase”. Hebreos 9:9..10
El ritual y los sacrificios estaban destinados a preparar la mente de
aquellas personas para la verdad, cuando por medio del redentor enviado
por Dios a los hombres, “lo auténtico”
fuese desvelado. Por consiguiente, al quedar concluido lo que la
adoración ceremonial prefiguraba, sus ritos dejaron de tener sentido. Por
esto dice Pablo que “todo esto era una prefiguración de cosas
futuras, pero la realidad es Cristo”. Colosenses
2:17 Después de ofrecer su vida en redención de la del hombre, Jesús
mismo llegó a ser “La Vía y la Verdad”, Juan
14:6 él fue el “sumo sacerdote
misericordioso y fiel en las cosas de Dios, para expiar los pecados del
pueblo”, Hebreos 2:17 y el “mediador de
un pacto mejor; uno establecido legalmente sobre promesas mejores”, Hebreos
8:6 y basado en la adoración espiritual de Dios por medio de las
cosas verdaderas, puesto que a partir de entonces y “por
disposición del Dios eterno”, quedó desvelado el “secreto
sagrado, manifestado en las escrituras proféticas y escondido desde
tiempos remotos … para darlo a conocer a todas las naciones y que se
hagan obedientes a la fe”. Romanos 16:25..26
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David había escrito: “¿Quién subirá al monte de Yahúh? Y ¿Quién
estará en pie en el lugar de su santidad? El de manos limpias y
corazón puro; el que no haya alzado para falsedad su alma ni jurado
para engaño. Él recibirá la bendición de Yahúh y la justificación del
Dios de su salvación”. Salmo 24:3..6 Y Miqueas había
escrito: “¿De qué manera me presentaré a Yahúh y me inclinaré ante el
Dios Altísimo? ¿Me presentaré a él con holocaustos? ¿Se complacerá Yahúh
con millares de carneros, con decenas de millares de ríos de aceite?
¿Ofreceré acaso a mi primogénito por mi transgresión, al fruto de mi
vientre por el pecado de mi alma? Se te ha explicado, hombre, lo qué es
el bien ¿Y que es lo que Yahúh requiere de ti, a no ser el obrar
con rectitud, amar la clemencia y ser modesto al tratar con
tu Dios?”. Miqueas 6:6..8
Así
pues, aunque la adoración ritual y ceremonial se hizo necesaria en Israel
hasta la llegada del Mesías, la aprobación de Yahúh siempre se ha basado
en la fidelidad, la fe, la rectitud, la justicia y la sinceridad, no en
los dones ni en los sacrificios ofrecidos. Él no es exigente en lo que
requiere de sus hijos, solo espera de ellos el amor debido a él y al
prójimo. Todos los que lo sienten, “tienen los mandatos de la
Ley escritos en el corazón, como lo atestigua el veredicto íntimo de su
conciencia, cada vez que los acusa o los disculpa”,
Romanos 2:14..15 porque fue Dios quien los escribió en el corazón del
primer hombre creado y por este motivo resultan gratos para aquellos que
aun escuchan su propia conciencia.
9
Cuando los científicos elaboran una teoría, tiene que ser experimentada y
probada en la práctica, para que pueda ser reconocida como algo más que
eso. Sin embargo, las diferentes teorías de quienes pretenden impartir
enseñanzas con respecto al modo de vida y desarrollo de la personalidad,
no siguen este proceso. Cuando filósofos, intelectuales y líderes
religiosos, que tratan de modelar el pensamiento y la conducta de las
personas, proponen actitudes y comportamientos que pueden a menudo
parecer beneficiosos, pero que casi siempre, fracasan con los años,
mostrándose inadecuadas ante nuevas realidades. Solamente el Creador conoce
los rincones más profundos de la personalidad del hombre y solamente él
está capacitado para conducir al hombre hacia una vida, una paz y una
felicidad verdaderas. El apóstol Pablo escribió para los que esperan en
sus promesas: “En armonía con el Señor, estad siempre alegres … debe
ser manifiesto ante todos lo razonables que sois. El Señor está cerca,
de manera que no estéis ansiosos por nada y en cualquier
circunstancia, exponed a Dios lo que necesitáis por medio de la
oración, sí, rogándole y dándole las gracias, y mediante Jesús
Cristo, la paz de Dios, que sobrepasa cualquier
pensamiento, protegerá vuestros sentimientos y vuestro modo de
pensar. Hermanos, considerad todo lo que es verdadero, digno,
justo, casto y amable, todo lo que es de buena reputación, virtuoso y
merecedor de alabanza, poned en práctica lo que habéis aprendido,
recibido, visto y oído a través mío, porque así estará con vosotros el
Dios de la paz”. Filipenses 4:4..9
10
El famoso historiador John Lord, en su libro The
Old Roman World,
escribe que “Los verdaderos triunfos del cristianismo se demostraron en
el hecho de hacer de los que profesaban sus doctrinas, unos hombres
buenos … Tenemos testimonio de sus vidas intachables, de su moralidad
irreprochable, de su buena ciudadanía y de sus cualidades cristianas”.
También el registro bíblico da testimonio de las vidas llenas de
propósito que tanto los fieles siervos de Dios en la antigüedad como los
discípulos de Jesús, vivieron. Todos ellos sabían y confiaban plenamente,
en que la adoración verdadera es el único camino que a la larga, resulta
eternamente próspero y beneficioso.
Aquellos
que lo eligen, se enfrentan positivamente y con tranquilidad a los
acontecimientos, porque comprenden la verdadera razón de la condición de
la humanidad y confiando en las promesas de Dios, conocen su destino
final. El hecho de poner fe en la verdad de Dios, no solo alivia
la frustración del mundo presente, permite también mirar sin miedo hacia
el futuro. Roguemos pues a Dios lo mismo que el salmista: “Yahúh,
instrúyeme en cuanto a tu vía y caminaré en tu verdad”,
“guíame en tu verdad y enséñame”; porque él escucha
las peticiones del que ama la verdad y pone fe en ella, y positivamente “le instruirá en
el camino a elegir; su alma morará en bienestar y su descendencia
heredará la tierra”.
Salmo 86:11; 25:5,12..13