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El Retorno de Cristo

 

Antes de partir de la Tierra, Jesús prometió volver y este retorno suyo, fue también confirmado por unos ángeles. Lucas escribe: “…mientras permanecían con los ojos hacia el cielo cuando él se iba, he aquí que dos varones vestidos de blancos se pusieron junto á ellos y también les dijeron: ‘Hombres de Galilea ¿Por qué os quedáis mirando hacia arriba, al cielo? Este mismo Jesús que ha sido alzado hacia el cielo de junto a vosotros, vendrá1 tal cómo le habéis visto marcharse al cielo”. (Hechos 1:10-11)

1 Griego erchomenon     = venida

 

Y en relación a esta promesa, habrá emocionantes acontecimientos que tienen que ver con el Reino de Dios.

 

Todos los acontecimientos que se asocian con la presencia de Cristo tienen lugar en un corto espacio de tiempo, sucediéndose rápidamente.

 

 “Y se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá1 sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria … … Como en los días de Noé, así será la llegada2 del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la llegada2 del Hijo del hombre”. (Mat. 24:30,37-39)

1 Griego erchomenon     = venida

2 Griego parousia            = presencia, llegada

 

Hablando de su visión de los acontecimientos que precederían a la llegada de Cristo y al establecimiento del reino de Dios, el apóstol Juan escribe: “Tras esto, se me dijo: ‘Estas palabras son fieles y veraces. El SEÑOR, el Dios que inspira a los profetas, ha enviado a su ángel para mostrar a sus servidores las cosas que se sucederán rápidamente una tras otra. (Apocalipsis 22:6)

 

¿Cuáles son algunos de los acontecimientos que la Biblia asocia con la presencia de Cristo?

 

La instauración del Reino de Dios

 

En la visión del profeta Daniel, se habla del retorno de Cristo con estas palabras: “Y contemplando las visiones de la noche, he aquí que entre las nubes de los cielos venía uno que se asemejaba a un hijo del hombre. Se acercó al Anciano de Días y fue conducido ante él, y le fue entregada la autoridad, la gloria y el reino; entonces todas las naciones, los pueblos y las leguas, le rindieron homenaje, porque su gobierno es un gobierno eterno que no pasará, y su reino nunca será destruido”. (Daniel 7:13, 14)

 

La resurrección de los que participan con Cristo en el reino

 

 “De hecho, en relación con esto, de acuerdo con la Palabra del SEÑOR, os anunciamos que aquellos de nosotros que sobrevivan a la Presencia del Señor, no se anticiparán a los que hayan muerto. El Señor mismo descenderá del cielo mientras suena la trompeta de Dios, y dará la orden con voz de Arcángel, resucitando en primer lugar a los que murieron en Cristo”. (1Tesalonicenses 4:15-16)

 

La separación de justos e incrédulos

 

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, se sentará entonces sobre el trono de su gloria y ante él todas las gentes serán congregadas; entonces él los separará unos de otros tal cómo el pastor separa las ovejas de las cabras, y colocará las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda…” (Mateo 25:31-33)

 

La ejecución del juicio

 

Y después de explicarles la causa que ha originado los veredictos favorables o adversos, dice Jesús: “…e irán estos a la condena eterna, pero los justos, a la vida eterna”. (Mateo 25:46)

 

En armonía con estas palabras que según el evangelio de Mateo, dice Jesús, Pablo escribe: “Mientras que a vosotros, ahora afligidos, os dará alivio junto a nosotros durante la revelación de nuestro señor Jesús. Cuando él, junto con sus poderosos ángeles, ejecute desde el cielo, por medio de un fuego purificador, el justo juicio sobre los que no conocen a Dios, que son los que no han querido escuchar su buena nueva. Entonces ellos, alejados de la presencia del Señor y de su gloriosa manifestación, sufrirán la justa condena de la destrucción eterna”. (2Tesalonicenses 1:7-9)

 

La trasformación de la tierra en un paraíso

 

Entonces sucederá lo que ha sido anunciado desde hace milenios por los profetas, y bajo el gobierno de Cristo, Dios llevará la tierra a su restauración. En las Escrituras se alude innumerables veces a este acontecimiento que restaurará la paz y la justicia entre la humanidad. He aquí unos pocos ejemplos.

 

El profeta Isaías escribe: ““Surgirá un brote del tronco de Jesé, de sus raíces retoñará un vástago y el espíritu de Yahúh yacerá sobre él; un espíritu de sabiduría y discernimiento, un espíritu de juicio y valentía, un espíritu de conocimiento y temor de Yahúh; él se deleitará en el temor de Yahúh y no juzgará por lo que sus ojos vean ni sentenciará por lo que sus oídos oigan, pero juzgará con rectitud a los débiles y sentenciará con ecuanimidad a los pobres de la tierra. Herirá la tierra con la vara de su boca y con el soplo de sus labios matará al malvado. La justicia será el ceñidor de su cintura y la fidelidad, la faja de sus costados. (Isaías 11:1-5)

 

“Sucederá en los días futuros, que el monte de la Casa de Yahúh será asentado sobre la cima de los montes y se alzará por encima de las colinas, y confluirán hacia él todas las naciones. Numerosos pueblos acudirán y dirán: ‘Venid, subamos al monte de Yahúh, a la Casa del Dios de Jacob, y él nos enseñará sus caminos y nosotros seguiremos sus senderos’. Porque de Sión saldrá la ley y desde Jerusalén la palabra de Yahúh.

Él hará justicia entre los pueblos y corregirá a muchas gentes, entonces ellos batirán sus espadas en azadones y sus lanzas en podaderas. No levantarán la espada una nación contra otra ni volverán a ejercitarse para la guerra”. (Isaías 2:2-4)

 

Y también los otros profetas hablaron en sus escritos de aquel tiempo:

“Porque he aquí que produzco unos nuevos cielos y una tierra nueva, y no serán mencionados los anteriores ni subirán al corazón, solamente gozaréis y os alegraréis por siempre más de lo que voy a hacer. Porque he aquí que yo hago a Jerusalén ‘Regocijo’ y a su pueblo ‘Alegría’, y me regocijaré con Jerusalén y me alegraré con mi pueblo, sin que allí se oiga jamás un lloro ni un quejido… Edificarán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán para que otro habite, no plantarán para que otro coma, pues los días de un árbol serán los de mi pueblo y mis elegidos disfrutarán del trabajo de sus manos. No se fatigarán en vano ni tendrán hijos para sobresalto, puesto que ellos y sus descendientes son fruto de los bendecidos de Yahúh.

Y sucederá que antes de que me llamen, yo les responderé, estarán aún hablando y yo les escucharé”. (Isaías 65:17-24)

 

“Entonces sabréis que yo, Yahúh, soy el Dios vuestro que habita en Sión, el monte de mi santidad; Jerusalén será santa y los extranjeros no volverán a pasar por ella. Y sucederá en aquel día, que los montes destilarán vino nuevo y las colinas fluirán leche; el agua correrá por todos los torrentes de Judá y de la casa de Yahúh saldrá una fuente que regará la vega de las acacias”. (Joel 3:17-18)

 

“’En aquel día levantaré la tienda de David, aquella que había caído; repararé sus brechas, edificaré sus ruinas y la construiré tal cómo era en los días de la antigüedad… …Haré volver en aquel día a los exiliados de mi pueblo Israel; ellos reedificarán poblados en ruinas y los habitarán; plantarán viñas y beberán su vino, labrarán huertos y comerán sus frutos. Entonces los plantaré en la tierra y de su tierra no volverán a ser arrancados, porque se la he entregado a ellos’, declara tu Dios Yahúh”. (Amós 9:11-15)

 

“Y por aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que vela sobre los hijos de tu pueblo y aquél será un período de angustia cómo no lo ha habido nunca desde que las naciones existen, y en aquel tiempo serán liberados de tu pueblo los que se hallen escritos en el libro. Entonces muchos que están durmiendo en el polvo de la tierra despertarán, los unos para la vida perdurable y los otros para la vergüenza y la muerte perpetuas. Y los que son sabios brillarán cómo el fulgor del firmamento y los muchos justificados, cómo las estrellas, para siempre jamás. Pero tú, Daniel, guarda en secreto las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin; muchos investigarán y el conocimiento aumentará”. (Daniel 12:1-4)

 

También el apóstol Juan recibió de Jesús una revelación, que a través de alegorías, explica los acontecimientos que señalarán su regreso y la instauración del reino de Dios; él escribe: “Tras esto, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el cielo anterior y la tierra anterior habían desaparecido y el mar ya no existía. Y vi como Dios hacía descender del cielo a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, adornada como una novia para su esposo. Entonces oí una voz potente que provenía del cielo y dijo: “La tienda de Dios está con la humanidad y permanecerá con ella porque ellos serán su pueblo, Dios mismo intervendrá en su favor y enjugará toda lágrima de sus ojos, ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor, porque las cosas anteriores han pasado”. Aquel que se sienta en el trono me dijo: “Mira, hago nuevas todas las cosas” y continuó: “Escribe, porque estas palabras son fieles y veraces”. (Apocalipsis 21:1-5)