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La Célula; canto de alabanza al Creador

 

1 Los hechos de que la célula sea la unidad fundamental de la vida y de que todo ser vivo esté formado por al menos, una célula, es por todos conocidos.

Esta unidad, que es igual en todas las criaturas vivas, tiene un tamaño promedio de 20 micras y constituye un cuerpo muy complejo, capaz de procesar energía y de transmitir información. Puesto que una micra es la millonésima parte de un metro, solamente se ha logrado mejorar el conocimiento de su complicada y extraordinaria actividad a través del microscopio electrónico, y las funciones de este diminuto laboratorio son tan asombrosas, que nos hacen recordar unas palabras del rey David al Creador: «¡Yahúh! Cuán numerosas son tus obras. Todas las has formado con sabiduría ¡La tierra está llena de tus criaturas!» (Salmo 104:24)

 

2 Para los que no aceptan la existencia de un Creador, las diferentes y abundantes formas de vida que existen en nuestro planeta solo se deben a una serie de accidentes puramente casuales, y teorizan con respecto a su origen y desarrollo: “El proceso de formación de las formas vivientes comenzó a partir de organismos simples. Este proceso se inició hace cerca de  3.500 millones de años, con la aparición de los primeros organismos procariotas o unicelulares. En particular, el proceso de evolución tiene que ver con la formación de nuevas especies y es un desarrollo continuo.

No es posible saber con certeza el modo en que se verificó la formación de una primordial estructura celular, aunque numerosos estudiosos de este acontecimiento, concuerdan en que el hecho clave tiene que haber sido la formación espontánea de unidades auto reproductoras”.

 

3 Verdaderamente, la teoría de la generación espontánea se examinaba ya en tiempos de Aristóteles, pero después del siglo XIX, con el crecimiento del agnosticismo y del ateísmo, fue rehabilitada por constituir la única alternativa a un Creador. A pesar de la carencia de hechos probatorios, la teoría evolutiva fue pronto establecida como una verdad científica, ignorando sus  lagunas y el hecho de que los hallazgos presentados como prueba de evolución, han sido con el tiempo y las nuevas técnicas, considerados, cuando no fraudulentos, una variedad dentro de la especie misma, originada por la degradación o por su adaptación a un entorno particular.

 

4 El Dr. David Pilbeam, paleo-antropólogo, profesor de Antropología en la Universidad de Harvard y director del Museo Peabody, que se ha destacado en el desarrollo del estudio de los orígenes humanos y la aplicación de nuevas técnicas para el estudio de material fósil, denuncia el fuerte componente ideológico que influencia la interpretación de los hechos del pasado, pues es evidente que en ciencias como la antropología o la arqueología, la carga ideológica o prejuiciosa en las interpretaciones científicas, puede llegar a ser muy grande. Ante la escasez de evidencia para sostener la propia hipótesis, se tiende a la parcialidad en la interpretación de los hechos, y esta parcialidad fue precisamente la causa de que con tanta presteza, se aceptase como una prueba evolutiva genuina al fraudulento hombre de Piltdown, y de que aún hoy en día, se presente en los libros escolares al llamado “hombre de Neandertal”, como una muestra de la evolución humana, cuando es bien sabido y desde hace más de medio siglo, que sus restos presentan rasgos de tipo degenerativo, y que era un contemporáneo del llamado “hombre de Cromañón”, un hombre básicamente análogo al actual.

 

5 En una conferencia acerca del progreso alcanzado por la ciencia tras la segunda guerra mundial, dictada en la Universidad de California, el profesor Edward Teller dijo: “Casi todo aquello que hace años creíamos verdadero, se ha demostrado falso o inexacto a la luz de descubrimientos sucesivos... ...En la práctica, hoy en día, solo hay una afirmación científica que me atrevería a afirmar de un modo absoluto y es esta: «No existe nada que sea más veloz que la velocidad de la luz, quizás »

De modo que podemos preguntarnos ¿Es científicamente posible el hecho de que a partir de la materia inanimada, surjan espontáneamente estructuras auto-reproductoras y altamente complejas?

 

6 Cualquier prueba que se presente para la evaluación y la ratificación de una hipótesis, tiene que ser verificada mediante el método científico establecido por Galileo Galilei en el siglo XV; un método consolidado que permanece en vigor a través del tiempo y que puede resumirse así: «Para que las observaciones científicas tengan carácter de verdad universales necesario que cada una de las alegaciones esté documentada por pruebas verificables y repetiblesque proporcionen siempre el mismo resultado». En verdad, este método se aplica en física, en química, en matemáticas y en todas las demás disciplinas científicas, pero ¿Puede decirse que se aplica en las observaciones probatorias de la teoría evolutiva?

 

7 Consideremos las declaraciones citadas en el párrafo 2: «El proceso de formación de las formas vivientes comenzó a partir de organismos simples».

¿Cuáles son las pruebas documentadas y repetibles que se presentan?

«Este proceso se inició hace cerca de 3.500 millones de años, con la aparición de los primeros organismos procariotas o unicelulares».

¿Dónde se ofrecen pruebas documentadas y repetibles?

«En particular, el proceso de evolución tiene que ver con la formación de nuevas especies, y es un desarrollo continuo».

¿En qué hechos se apoya esta afirmación? Y si se trata de un desarrollo continuo ¿Dónde se ofrecen las pruebas documentadas y repetibles?

Por otro lado, Enrico Tortonese, director del Museo de Ciencias Naturales de Génova, dice en su artículo “Evolución”, contenido en el “Gran Diccionario Enciclopédico”: «De todos modos, aunque no podemos dudar de la evolución orgánica, encontramos las mayores dificultades cuando queremos explicarla; se han expuesto muchas teorías, pero ninguna de ellas puede responder a nuestros interrogantes...»

Después de reconocer que tras años y años de buscar una explicación que concuerde con las leyes físicas y los hechos comprobados, y de admitir (no podemos dudar...) que la evolución orgánica tiene que ser aceptada por constituir la única opcióncientífica”, dice que no se ha podido explicar el modo en que esta haya podido ocurrir, y es interesante observar el modo en que Tortonese razona su fe en ella, diciendo: «Las dificultades que encontramos para poder explicar el mecanismo evolutivo... han sugerido la hipótesis que la evolución sea un proceso concluido».

 El texto enciclopédico analizado sigue así: «No es posible saber con certeza el modo en que la formación de una primordial estructura celular pudo verificarse, pero muchos de los estudiosos de este acontecimientoconcuerdan en que el hecho clave tiene que haber sido la formación espontánea de unidades auto reproductoras».

¿Qué clase de prueba ofrecen las palabras: “tiene que haber sido”, aunque reflejen la opinión de muchos estudiosos?

 

8 Quienes sostienen la hipótesis de la evolución, reconocen también que la probabilidad de que los átomos y las moléculas apropiadas se juntasen debidamente para formar tan solo una molécula proteínica sencillaes de 1 en 10 elevado a 113, un número mayor que la cantidad total de átomos calculados para todo el universo, y sin embargo, para la vida se necesita mucho más que una simple molécula de proteína, pues para que una sola célula se mantenga activase necesitan 2.000 proteínas diferentes.

Este cálculo invalida el hecho de que una célula se construyese casualmente; la posibilidad es tan remota como la de que un libro pueda quedar impreso y encuadernado mediante la explosión de una imprenta, y el no estar dispuesto a aceptar otra alternativano altera esta realidad.

 

9  Matemáticamente, se considera que cualquier suceso cuya probabilidad de ocurrir sea menor a 1 en 10 elevado a 50, nunca sucede. Sir Frederick Hoyle (1915-2001), astrónomo y matemático inglés, profesor de astronomía en Cambridge University, en su libro “El universo inteligente”, demuestra que la posibilidad de que los aminoácidos de una célula humana puedan unirse al azares matemáticamente absurda. Hoyle ilustró con la siguiente analogía la falta de credibilidad de la casualidad; dijo: «¿Cuáles serían las posibilidades de que un tornado pasase por un lote de basura que contenga todas las partes de un avión, y que estas, juntándose accidentalmente, se integrasen para formar un nuevo avión listo para el despegue? Las posibilidades son tan insignificantes y remotas, que incluso si el tornado pasase por todos los lotes de basura del universo, resultarían nulas».

 

10 Así, a la pregunta de si es posible que la vida se haya originado por medios puramente casuales, dos de los científicos más importantes del siglo XX, Sir Frederick Hoyle y Chandraw W. Ph. D. llegaron a la conclusión siguiente tras 10 años de investigación: «Las probabilidades de que la vida se haya originado de manera fortuita y por medios puramente casualesson de 1 en 10 elevado a 40.000».

Es decir, de una probabilidad en 10. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000. 000... y 37.891 ceros más.

 

11 Hoyle y Chandraw ilustran su conclusión escribiendo: «Amigos lectores, otra forma de ver lo gigantesco de este número es sabiendo que los científicos físicos, nos dicen que en el universo entero existen 1x10 elevado a 130 electrones... Tropas de monos escribiendo al azar en máquinas de escribir, nunca podrían producir la ‘Enciclopedia Británica’, aunque solo fuese por la razón práctica de que todo el universo observable no es suficientemente grande para albergar los monos necesarios, las máquinas de escribir necesarias y ciertamente los cubos de basura necesarios para tirar los intentos fallidos. Lo mismo ocurre con el material viviente».

Y verdaderamente, en el núcleo de una célula se encuentra el ADN, una minúscula espiral que contiene millones de indicaciones para su auto reproducción, junto a las instrucciones para la labor específica de la célula ¿Cómo hubiese pues podido la casualidad, provocar el registro ordenado de una información mucho mayor y más compleja que la de cualquier enciclopedia?

 

12 Si estos cálculos no fuesen suficientemente claros, es importante reflexionar sobre este hecho probado y experimentado, formulado en la segunda Ley de la Termodinámica, una ley física fundamental:

«Siempre que se produce una transformación de energía es decir durante cualquier proceso físico, químico etc resulta imposible utilizar en su totalidad la energía inicialmente disponible ya que en cualquier proceso, una parte de la energía utilizada se dispersa».

 

 

En otras palabras; cualquier proceso o transformación requiere energía, y aislados de una fuente energética adicional, los sistemas sufren una reducción de actividad porque dispersan durante el proceso, una parte de su energía inicial.

Este agotamiento de un sistema o aumento de la entropía, significa que independientemente de lo organizado o complejo que un sistema sea, con el tiempo tiende al agotamiento y por consiguiente a desorganizarse y a simplificarse.

No existe en la naturaleza ninguna tendencia que impulse a pasar desde el desorden al orden o desde lo simple a lo complejo, tal como se afirma en la teoría de la evolución; es más, las leyes físicas demuestran que ocurre lo contrario.

 

13 En armonía con este argumento, reproducimos aquí el testimonio del doctor Boris P. Dotsenko, ilustre científico físico y matemático ruso, que fue director del Laboratorio Nuclear del Instituto de Física de Kiev, antes de pedir asilo político en Canadá, en 1966. En su país había recibido una educación basada en el pensamiento ateo, pero llegó a creer en un Dios creador por honradez intelectual y en base a la evidencia científica provista precisamente, por esta ‘Ley de la Entropía’. En el libro “Científicos que Creen”; Chicago 1984, pp. 5-6, hace esta declaración:

“Una de las leyes fundamentales de la naturaleza que más suscitaba mi interés, era la Ley de la Entropía. Dicho simplemente, esta ley establece que cualquier sistema físico tiende a decaer con el transcurso del tiempo. De hecho, por sí misma, la materia tiende a la desorganización. Por ejemplo, sin una manutención, las casas tienden a derrumbarse, nuestros automóviles a oxidarse y a deteriorarse, y así ocurre con todo. Ahora bien, una de las implicaciones de esta ley es que el entero mundo material tendría que haber vuelto al caos y quedar reducido a polvo desde hace mucho, muchísimo tiempo ¿Qué es lo que se lo había impedido? Reflexionando en cuanto a estas cosas, se me ocurrió de repente la idea de que tenía que existir una potentísima fuerza “reorganizadora” que contrastase la tendencia a la desorganización presente en la naturaleza, y mantuviese bajo control y en perfecto orden todo el universo. Concluí que esta fuerza tenía que ser inmaterial, porque de no ser así, también ella tendería a la desorganización, y que tenía que ser tanto omnipotente cómo omnisciente. Sí, tenía que haber un Dios que controlase todas las cosas.

Me di cuenta de que los científicos más brillantes del mundo, en los laboratorios mejor equipados, son incapaces de reproducir la más simple de las células. Dios debía pues, ser el creador de la vida sobre la Tierra”.

 

14 Siempre que los paleontólogos hallan una piedra tallada y afilada en forma de flecha, afirman con convicción que ha sido transformada por un ser inteligente para cazar o para defenderse, o sea, que es una herramienta que de ningún modo es fruto de la casualidad; entonces ¿Cómo puede suceder que el mismo científico que reconoce la manufactura intencional de una piedra toscamente tallada, afirme que la complejidad implicada en  los organismos vivientes es fruto de la casualidad?

Libres pues de prejuicios, examinemos someramente una célula, una unidad fundamental de vida, y consideremos sus complejos componentes y funciones.

La membrana es la envoltura externa que contiene el todo, y es una estructura viva con una actividad metabólica fundamental; el cuerpo de la célula es el citoplasma y aloja los mitocondrias , los ribosomas, los lisosomas, el aparato de Golgi, los centriolos, las vacuolas, el núcleo con su membrana y los cromosomas; pero estos solo son algunos de los componentes de la célula.

 

 

15 Las neuronas son unas células especiales; en la práctica funcionan como un sofisticado ordenador; algunas son utilizadas por el cerebro para guardar las cosas que ha visto y recordarlas. La investigación sugiere que las neuronas actúan como “células pensantes”, ya que son capaces de especializarse en determinadas evocaciones previamente seleccionadas por el cerebro. Se conectan entre sí mediante enlaces llamadas sinapsis, para formar extraordinarios conjuntos con capacidades más potentes que cualquier ordenador, puesto que originan la palabra, el pensamiento, las ideas o la creatividad, y almacenan imágenes y recuerdos.

Neurona

 

Conexiones neuronales

 

 

Conexión sináptica

 

 

16 Los mitocondrias  son orgánulos celulares encargados del suministro y administración de la energía necesaria para los procesos celulares. En una célula hay varios mitocondrias  que actúan como centrales energéticas, sintetizando el adenosín trifosfato o ATP (adenina, ribosa y tres grupos fosfatos) a partir de los carburantes metabólicos (glucosa, ácidos grasos y aminoácidos). Y puesto que la célula carece de conductores eléctricos la transmisión de energía está a cargo del ATP. El ATP libera la energía almacenada, mediante la ruptura de los enlaces de alta energía que unen los grupos fosfatos.

 

Mitocondria

 

17 Otros componentes de la célula son el ADN (Ácido Desoxirribonucleico), el ARN (Ácido Ribonucleico) y el Ribosoma. El ARN es un robot orgánico producido directamente del ADN; en una célula se producen muchos ARN, con funciones que varían según las necesidades, como por ejemplo, el ARN mensajero y el ARN de transferencia.

Toda la información genética de una célula está en el ADN; cuando la producción de un determinado tipo de proteína es necesaria, un ARN mensajero copia del ADN la información; entonces intervienen los ribosomas, que son, en el campo de la ingeniería genética, diminutas máquinas del tamaño de 30 nanómetros aproximadamente, (nanómetro = mil-millonésima parte de un metro).

Los ribosomas tienen la función de ordenar en la posición correcta las moléculas y los aminoácidos necesarios para la síntesis proteica; el proceso es el siguiente: El ribosoma lee del ARN mensajero, un grupo de tres nucleótidos o letras que codifica un aminoácido y toma del ARN de transferencia el aminoácido que corresponde a esas tres letras, después lee las tres letras siguientes y ensambla el aminoácido correspondiente junto al anterior.... y así hasta que llega la indicación de que la proteína está terminada.

 

     

18 El ADN es la sustancia que forma los cromosomas y por tanto, los genes. Solo está constituido por cuatro sub-unidades: las sustancias químicas o desoxirribonucleótidos que contienen las bases (A) adenina, (C) citosina, (G) guanina y (T) timina. Estas sub-unidades, llamadas también nucleótidos, están coaligadas entre sí formando un larguísimo filamento linear. Una típica molécula de ADN consiste en dos largas cadenas unidas por la interacción de las bases A y T, y de las bases C y G.

La estructura del ADN tiene la forma de una escalera de caracol y se llama “doble hélice”. Consiste en un código, o sea, en signos que transmiten información, como ocurre con el lenguaje y la escritura. El código de ADN está formado por la combinación de las cuatro moléculas o letras A,T y C,G, que forman los genes (frases) y se agrupan en los cromosomas (capítulos). También existen frases situadas antes y después de los genes, que proporcionan las instrucciones de la función de cada uno.

 

 

19 La adenina, la timina, la citosina y la guanina tienen cada una su propio significado, constituyendo un verdadero alfabeto. La combinación de millones de estas letras, queda enfrentada a otra cadena complementaria, para el control recíproco y especular de la secuencia (la doble hélice), constituyendo una información linear común en todas las formas de vida presentes en la tierra, que genera un texto con toda la información necesaria y suficiente para definir a un organismo vivo. El texto registrado en el ADN puede leerse, comprenderse e interpretarse; es un programa protegido contra el borrado y la escritura, y destinado a perpetuar características fisiológicas. Es el texto de la vida específico para cada organismo y único para cada especie, comprendido el hombre.

En el caso de la célula humana, el ADN contiene 46 cromosomas y cerca de 30.000 genes.

 

 

20 Ninguno pensaría jamás que un ordenador se ha construido y programado por casualidad, progresando, replicándose y diversificándose por sí mismo a través de millones de años ¿Cómo puede entonces siquiera pensarse que la enorme complejidad de las funciones dentro de la maravillosa simplicidad de la alta tecnología bioquímica contenida en las células, haya surgido por casualidad de la materia inanimada? Científicamente hablando, aceptar la teoría de un casual y espontaneo surgimiento y evolución de la vida, realmente requiere mucha más fe que el aceptar la existencia de un Creador.

 La vida está organizada hasta el menor de los detalles, y por medio de las siempre más sofisticadas técnicas microscópicas puestas a disposición de los investigadores, se han podido reconocer muchos nuevos niveles de organización en la estructura de los tejidos celulares, posibilitando la observación de un orden dinámico y difícil de representar.

Puede también decirse que  la semejanza en el funcionamiento de las células en las diversas formas de vida vegetal y animal, no es la indicación de una mutación evolutiva sino la de un origen común, debido a la actividad de la misma inteligencia creadora.

 

21 ¿Por qué entonces tantas personas, científicas y no, aceptan la evolución como verdad científica indiscutible? ¿Será tal vez porque el concepto de que Dios es el «Creador del cielo con todo lo que contiene y de la tierra con todo lo que contiene», (Apocalipsis 10:6se ha convertido en inaceptable para la sociedad actual?

La historia de la ciencia nos muestra la tendencia de tantísimos científicos a reflejar solamente aquello que les ha sido enseñado y a evitar la problemática de opinar en contra de las teorías establecidas, sean ciertas o no.

De hecho, la hipótesis de un espontáneo surgir de la vida a partir de la materia inanimada, ignora las leyes de la naturaleza probadas, confirmadas y documentadas, por esto requiere una gran contribución de apoyo incondicional. Por este motivo, ha sido expresamente presentada a partir de los textos escolares en como una realidad científica establecida y como la única explicación intelectualmente creíble de la vida, omitiendo sistemáticamente todos aquellos hechos científicamente probados que la hacen insostenible. Y curiosamente, esta ideología prejuiciosa, hace que aquellos que con más realismo, creen en la actividad creadora de una fuerza inteligente, sean considerados científicamente ignorantes.

Esto trae a la memoria el cuento de los dos ingeniosos conocedores de la naturaleza humana, que haciéndose pasar por sastres, ofrecieron al rey la secreta confección de un magnífico traje, que describieron como excepcionalmente suntuoso y tan maravilloso y mágico, que no se dejaba contemplar por los ignorantes y los obtusos, solamente por las personas de una inteligencia superior. Después de pedir al rey muchas joyas para adornarlo, los falsos sastres dijeron haber terminado su trabajo, y antes de marcharse, simularon exponer ante el monarca y sus cortesanos el supuesto magnífico traje, que todos alabaron por no querer pasar por tontos.

 

22 Hablando de la sabiduría y los pensamientos de la humanidad, el apóstol Pablo escribió: «¿Acaso no ha hecho Dios vacía la filosofía del mundo? Puesto que por medio de su propia filosofía, el mundo no ha llegado a conocer a Dios, él, en su sabiduría, ha juzgado apropiado salvar a los que creen, por medio de algo que se considera absurdo (en el mundo): las cosas que nosotros proclamamos». (1Corintios 1:21

En realidad el relato bíblico de la creación no está en contraste con la secuencia que la ciencia acepta, de la aparición de la vegetación y de la vida animal y humana, sin embargo está en contraste con la presunción del hombre, puesto que implica que la humanidad no sigue una trayectoria ascendente, progresando hacia la perfección, sino que caída en el pecado, no puede deshacerse de él y necesita la salvación que viene de Dios mediante Jesús Cristo.

Todos los escritores de los libros canónicos de la Biblia han afirmado desde la antigüedad, que toda la creación, animada o inanimada, procede de la obra creadora de Dios, y puesto a prueba sin prejuicios, este hecho no ha podido ser desmentido ni creíblemente sustituido por cualquier otra alternativa, a pesar de todos los esfuerzos. Por esto nosotros, que creemos en un Dios creador y somos discípulos de Jesús, compartimos las palabras de alabanza escuchadas por Juan durante su visión: «Tú, Yahúh, eres digno de la gloria y del poder, porque tú creaste todas las cosas, y por voluntad tuya existen y han llegado a ser». (Apocalipsis 4:11)