La Biblia es inspirada por
Dios
1 En los escritos
canónicos que componen la Biblia, se describe la creación de Dios a través de
una secuencia lógica, se da la razón del origen y del motivo de la muerte y del
sufrimiento de la humanidad, y se proporciona a los hombres el conocimiento de
cómo reconciliarse con Dios y la esperanza de alcanzar una vida sin muerte, en
una tierra restaurada bajo el gobierno de Cristo.
Sin embargo, todas estas
cosas solo tienen valor si puede demostrarse que fueron inspirados por el
espíritu de Dios, cómo un regalo a la humanidad.
¿Cómo estar seguros de
que la Biblia no está simplemente escrita por personas religiosas y sabias?
La Biblia y la Ciencia
2 Frente a los ataques que
se le han dirigido, la Biblia siempre ha triunfado; y a pesar de que muchas
personas, por diversos motivos, no quieran por principio aceptar este hecho, es
incontestable que ante un examen libre de prejuicios, sus declaraciones son siempre
correctas. Por esto, aunque evidentemente su propósito es el de poner al
alcance de los hombres una guía espiritual y no el de proporcionarles un
tratado de ciencia, cuando hace referencia a cualquier tema que pueda ser
considerado cómo científico, está en armonía con la verdadera ciencia. Veamos
unos pocos ejemplos.
Biologia
3 En el libro de los
Salmos, leemos: “Pues tú alojaste mis órganos, me anidaste en el vientre de mi madre
¡Yo te alabo porque es para mí un misterio asombroso! ¡Tus actividades son
maravillosas y mi alma bien lo sabe! Mis huesos no te estuvieron ocultos cuando
escondido, fui concebido, desarrollado en una región profunda; tus ojos
veían mi embrión y todas sus partes estaban escritas en tu libro, en
los días en que fueron formadas y ni una de ellas existía”. (Salmo
139:13..16)
El cerebro, el corazón,
los pulmones, los ojos y todas las demás partes del cuerpo estaban ya escritas
en el libro de Dios aún antes de que existiesen, o sea, en el DNA.
Este hecho que se
refiere al desarrollo del cuerpo humano, fue escrito unos tres mil años antes
de que el código genético fuese descubierto.
La vida animal
4 En la Ley de Israel se decía: “...
el conejo, que rumia pero no tiene la pezuña abierta, será para vosotros
impuro; y la liebre, que rumia, pero no tiene la pezuña dividida, será para
vosotros impura”. (Levítico 11:5..6) Antes de que fuese observado y
establecido que el conejo y la liebre constituyen una clase especial de
rumiantes, y de que este hecho fuese publicado por François Bourlière en
su libro ‘La Historia Natural de los Mamíferos’, editado en 1964, esta era una de las
declaraciones que se empleaba para desacreditar en bloque, todas las otras que
se hacen en la Biblia.
Sin embargo, el autor
escribe en la página 41 de su libro: “El hábito de pasar el alimento dos veces por el
intestino en lugar de solo una, parece ser un fenómeno común entre los conejos
y las liebres.” Y con respecto a este descubrimiento, Waldo L. Schmitt,
jefe del Departamento de Zoología del Instituto Smithsoniano de Washington
D.C., comentó lo siguiente: “No parece haber razón para cuestionar la exactitud de los
informes de los diversos investigadores que han llegado a la conclusión de que
los conejos almacenan alimento semi-digerido en el intestino ciego, para más
tarde volver a engullirlo y pasarlo por segunda vez a través del aparato
digestivo”.
Los conejos y las liebres son pues rumiantes, y a pesar de que este
descubrimiento de zoología es relativamente reciente, en la Ley de Moisés estaba escrito desde hace unos 3.500 años.
Arqueología
5 La veracidad de la
existencia de reyes, ciudades y naciones mencionadas en la Biblia, que se ignoraban y eran puestas en duda por falta de pruebas históricas, ha sido
confirmada a través de los descubrimientos arqueológicos de millares de
documentos escritos en tabletas de arcilla, en vasijas y en diversas
inscripciones conmemorativas. Por ejemplo, en el libro del Éxodo leemos: “He bajado para librarle
de la mano de los egipcios y para subirle desde esta tierra, a una tierra buena
y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de
los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y de los
jebuseos”,
(Éxodo 3:8) Ahora bien, la nación Hitita solo era mencionada en la Biblia, y era históricamente ignorada hasta el momento en que fue descubierta por
arqueólogos; un descubrimiento que revindicó el relato bíblico.
6 En su libro The
Bible Comes Alive (La Biblia cobra vida), sir Charles Marston dijo: “Los que han debilitado
la fe popular en la Biblia y han socavado su autoridad, son a su vez socavados
por la evidencia puesta de manifiesto, que ha derrocado su autoridad”. Porque son muchos los
hallazgos que han confirmado la autenticidad de los lugares y de los nombres
que se mencionan en el capítulo 10º de Génesis, cómo el descubrimiento de la
ciudad caldea de Ur, el centro comercial y religioso nativo de Abrahán,
(Génesis 11:27..31) o la ciudad jebusea conquistada por el rey
David, hallada en la zona sudeste de Jerusalén. (2 Samuel 5:4..10)
En el año 1880 fue
descubierta la inscripción de Siloam, grabada en un extremo del canal o
acueducto, del rey Ezequías. (2 Reyes 20:20)
La Crónica de Nabónido, que fue
desenterrada en el siglo XIX, relata la caída de Babilonia ante Ciro el
Grande en el año 539 a.C. Y también muchos de los detalles que se hallan
en el libro de Ester, han sido confirmados por las inscripciones encontradas en
la ciudad de Persépolis y por el descubrimiento y los hallazgos, entre los años
1880 y 1890, del palacio del rey Jerjes (Asuero) en la ciudad de Susa.
Por otro lado, muchos
historiadores argüían la falta o la escasez de pruebas en cuanto al cargo de
Poncio Pilato en la Judea, hasta que una inscripción hallada en 1961, en las
ruinas de un teatro romano de Cesarea, dio pruebas de la existencia y del
encargo de este gobernador romano. (Mateo 27:11..26.)
Cosmografía
7 Hace unos 2.700 años,
mucho antes de que se descubriese que la tierra fuese esférica, el profeta
Isaías hablaba de Dios diciendo que es “… el que reside sobre el globo de la tierra
cuyos moradores son cómo saltamontes”. (Isaías 40:22) Y mucho antes de esto,
Moisés había escrito en el libro de Job que Dios, “… inclinó el Norte sobre el vacío, suspendió
la tierra sobre la nada”. (Job 26:7) Unas sencillas descripciones que están
en armonía con la ciencia actual.
Geología
8 Con respecto al relato
bíblico de la creación, el conocido geólogo Wallace Pratt dijo: “Si se me pidiera que,
cómo geólogo, explicara brevemente nuestras ideas modernas del origen de la Tierra y del desarrollo de la vida en ella, a un pueblo sencillo y pastoral cómo las tribus a
las que el Libro de Génesis se dirigía, difícilmente podría hacer algo que
superara el lenguaje del primer capítulo de Génesis”.
Pratt señaló que el orden
de los acontecimientos en el relato de Génesis, el origen de los océanos,
el surgimiento del suelo, y la aparición de la vida marina, de las aves y de
los mamíferos, es esencialmente la secuencia de las divisiones principales
de los tiempos geológicos.
Además, en armonía con
los últimos descubrimientos de geología, que muestran que hay más agua debajo
de la tierra firme, que toda la que hay en los mares y que las placas
tectónicas se mueven, el rey David, que era también profeta, escribe en los
Salmos: “De
Yahúh es la tierra firme y lo que contiene, el territorio y sus habitantes,
puesto que él fue quien lo fundamentó sobre océanos profundos y la instaló
sobre corrientes”. (Salmo 24:1..2)
Confiabilidad con respecto a
los detalles históricos
9 En su libro A Lawyer
Examines the Bible (Un Abogado Examina la Biblia), el abogado Irwin H. Linton observó: “Mientras que en los romances, las leyendas y el testimonio
falso, se procede cuidadosamente a situar lo que se relata en algún lugar
distante y en algún tiempo indefinido, violando así las primeras reglas que
aprendemos los abogados para una buena defensa, que ‘la declaración debe
indicar el tiempo y el lugar’, las narraciones de la Biblia nos dan la fecha y el lugar de todo lo relatado, con la máxima precisión”.
Aunque la indicación del
lugar y tiempo de los hechos narrados es prácticamente constante en todas los
escritos bíblicos, Irwin H. Linton cita cómo ejemplo el relato de Lucas
3:1..2, donde el escritor menciona el ejercicio de siete funcionarios y
autoridades, para establecer el momento preciso en el que Jesús comenzó su
ministerio, escribe: “En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio
Pilato procurador de Judea y Herodes, tetrarca de Galilea, su
hermano Filipo, tetrarca de Iturea y de Traconítide y Lisanias
tetrarca de Abilene; durante el pontificado de Anás y de
Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el
desierto”.
10 Si los detalles que se
hallan en los evangelios y en otras partes de la Biblia, no hubiesen sido verídicos, habrían sido fácilmente desenmascarados cómo fraudulentos
por judíos y romanos. Sin embargo, los historiadores y la arqueología confirman
la veracidad de la existencia de Jesús, así cómo la de los encargos de los
funcionarios que se citan en los evangelios. Por ejemplo, el historiador romano
Tácito (años 55 a 118 d.C. circa), escribe con respecto a Jesús y a sus
seguidores: “El
autor de este nombre (cristianos) era Cristo, que, imperando Tiberio, había sido ajusticiado por
orden de Poncio Pilato, procurador de la Judea”. (Los Anales, traducción
de Carlos Coloma, tomo II, página 222).
Pero no solo, pues
tenemos hoy en día un notable número de fuentes históricas a disposición. Son
importantes los escritos del historiador hebreo Josefo Flavio (años 37 a 100 después de Cristo) puesto que en dos de sus obras, ‘Las Guerras Judaicas’ (De Bello Judaico) y ‘Las Antigüedades
Judías’
(Antiquetates Judaicae), relata la historia del pueblo hebreo desde el año 175 a.C. hasta el 70 de nuestra era. Y también lo son las declaraciones de Thallos (hacia el
52 d.C.), de Tertuliano (2º siglo d.C.), de Casio Dión, (2º - 3er
siglo d.C.) de Julio Africano (3er siglo d.C.), así cómo las de los
enemigos de Jesús, en el Talmud hebraico.
11 Aunque pueda decirse
que los descubrimientos de la arqueología, la astronomía, la historia y los de
otros campos de la ciencia, respaldan los relatos de la Biblia, la fe en ella no se basa en esta confirmación, puesto que la mejor prueba que puede
presentarse en apoyo del origen o inspiración de sus escritos, es el
cumplimiento de sus profecías.
En las Escrituras
encontramos más de 330 profecías mesiánicas muy detalladas y extremadamente
específicas, cuya autenticidad puede ser probada en base a referencias y hechos
históricos, que tuvieron un cumplimiento literal en Jesús de Nazaret, un
personaje verdadero, muchas veces discutido y refutado, cómo le sucedió durante
su vida en la tierra, pero innegablemente histórico. Es pues importante
considerar y conocer las razones que imposibilitan el hecho de que las
profecías cumplidas en él sean una interpolación en el texto, es decir, una falsificación
posteriormente incorporada a las Escrituras por sus seguidores.
12 A partir del año 1947, a orillas del Mar Muerto, en muchas de las grutas que hay en la región del Qumran, se hallaron
numerosos manuscritos bíblicos. Este hecho provocó un gran revuelo entre
estudiosos y arqueólogos, ya que los rollos encontrados abarcan todos los
libros del Antiguo Testamento, excepto el llamado libro de Ester, y se remontan
a tiempos anteriores a nuestra era cristiana. El libro del profeta Isaías
registra muchas profecías mesiánicas y por este motivo, resulta de la mayor
importancia el hallazgo de un rollo entero de este profeta, datado por los
expertos en el año doscientos antes de nuestra era, y que actualmente se halla
en posesión del estado de Israel, donde ha sido fotografiado en su tamaño
natural y publicado por entero. Este manuscrito es accesible a cualquiera que
esté interesado, a través del libro ‘Scrolls from Qumran Cave’.
13 Frank Moore Cross
afirma en su libro ‘La Antigua Biblioteca del Qumran y la ciencia Bíblica’, que el hallazgo de
estos manuscritos hace imposible poner en duda la autenticidad de cualquiera de
los libros de los profetas más antiguos, cómo los cinco primeros libros
de Moisés,
el de Josué, el de Jueces, los de 1º y 2º
de Samuel y los de 1º y 2º de los Reyes, y también los de los
profetas posteriores, cómo Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Daniel, Joel, Amós, Jonás, Miqueas, Nahum, Habakuk, Ageo, Zacarías y Malaquías.
Del libro del profeta
Daniel se han encontrado numerosos fragmentos, y uno de ellos que fue hallado
en la gruta IV, ha sido datado por los paleógrafos, hacia finales del siglo
segundo antes de Cristo.
14 Por otro lado, aparte
de estos manuscritos que certifican la fidelidad de las versiones hebreas que
han llegado hasta nosotros, la traducción alejandrina del Antiguo Testamento
ofrece otra prueba de la autenticidad de las profecías mesiánicas de las
Escrituras. Esta versión consiste en la trascripción griega del entero Antiguo
Testamento, realizada hacia el año 285 antes de Cristo, por encargo del
rey egipcio Ptolomeo Filadelfo. Según se afirma, colaboraron en la traducción
72 expertos hebreos y por este motivo se la conoce con el nombre de ‘Septuaginta
(LXX)’ o ‘Versión de los
Setenta’.
El hebreo Aristóbulo
escribe a principios del segundo siglo antes de nuestra era, que la
trascripción de ‘La Ley’ al griego llegó a completarse durante el
reinado de Ptolomeo Filadelfo, y si bien esta expresión normalmente se refiere
a los cinco primeros libros de las Escrituras, puede de hecho ser aplicada a
todo el Antiguo Testamento, de modo que las palabras de Aristóbulo nos
descubren la posibilidad de que la trascripción griega estuviese ya disponible
a finales del siglo tercero antes de Cristo.
15 En lo que respecta a
los cuatro evangelios, tres de ellos, el de Mateo, el de Marcos y el de Lucas,
fueron escritos antes de la destrucción de Jerusalén que ocurrió en el año 70
de nuestra era, y tuvieron desde el principio, una rápida y amplia difusión.
Por este motivo, cualquier infidelidad a la realidad histórica de los
recientes acontecimientos relatados, hubiese suscitado su inmediata
impugnación por parte de los judíos, siempre dispuestos a buscar pretextos
para desacreditar a Jesús y al naciente cristianismo. Pero puesto que los hechos
narrados en ellos eran históricamente irrefutables, la lucha contra los
cristianos no se centró en desmentidos, si no en la difusión de calumnias y
sospechas que dieron lugar a las persecuciones físicas.
Por otro lado, resulta
impensable que algunos hombres de gran cultura y prestigio dentro del judaísmo
de su tiempo, cómo lo eran Nicodemo, miembro del Sanedrín, o Saulo de Tarso y
el alejandrino Apolo, doctores de la Ley, se interesasen en el cristianismo y
convirtiéndose a una fe nueva, intentasen sostenerla con argumentos basados en
cuentos y en hechos seudo-históricos.
16 A menudo se argumenta, en detrimento de la
credibilidad de las profecías mesiánicas, que su indudable cumplimiento se debe
tan solo a la casualidad; no obstante, si recurrimos al cálculo de
probabilidades, esta opinión resulta fácilmente rebatible, puesto que las
profecías mesiánicas son más de 330 y la probabilidad matemática de que todas
se cumpliesen casualmente en un mismo individuo, sería de una entre
10 elevado a 99, una cifra no representable por su magnitud, aunque podemos
hacernos a la idea, pensando que los electrones contenidos en el entero
universo conocido, son 10 elevado a 130. Con esto comprenderemos
inmediatamente, que con respecto al conjunto de las profecías mesiánicas
cumplidas en Cristo, no es sensato considerar la posibilidad de un cumplimiento
casual.
17 Pablo y Apolo empleaban
frente a los judíos, las Escrituras del pacto antiguo cómo demostración
de la fe cristiana. En el original del texto de Hechos 9:22, la palabra
‘demostrándoles’, traduce el término griego ‘symbibazo’, que indica una
demostración a través de conclusiones lógicas, alcanzadas mediante el material
aportado cómo prueba; y en Hechos 18:28, traduce el término ‘epideiknù’, que indica una
exposición evidente y clara, probatoria de los motivos de la demostración.
Nunca se enfatizará
suficientemente el hecho de que ninguna creencia religiosa, fuera del
cristianismo que ellos practicaban, conoce o puede ofrecer esta clase de
demostración probatoria.
La mayor prueba
18 El espíritu de Dios
habla de la profecía por medio del profeta Isaías, y dice: “Las cosas anteriores, he
aquí que ya han ocurrido, pero yo anuncio cosas nuevas; antes de que surjan, yo
os las hago saber”. (Isaías 42:9) Y realmente, el Dios de la Biblia es un Dios de profecías, un Dios que da a conocer cosas que verdaderamente alcanzan su
cumplimiento y por este motivo, el apóstol Pablo escribe que “… toda la Escritura está inspirada por Dios”. (2 Timoteo 3:16) Y también el apóstol Pedro escribe: “… primero, debéis saber
que ninguna profecía de la Escritura proviene de una interpretación personal,
porque ninguna de las profecías vino nunca por la voluntad del hombre,
si no que los hombres hablaron de parte de Dios impulsados por el espíritu santo”. (2 Pedro 1:20..21)
19 Entre los centenares de
profecías que hay en la Biblia, están las que tienen que ver con
acontecimientos que afectarían a Media, Persia y Grecia. A través de una
visión, Daniel contempló una alegoría donde se le mostraba un carnero con dos
cuernos y un macho cabrío con un gran cuerno entre los ojos, y vio cómo el
macho cabrío derribaba al carnero y quebrándole ambos cuernos, y que también el
gran cuerno del macho cabrío le era quebrado y en su lugar surgían otros cuatro
cuernos. (Daniel 8:1..8) Después de estas cosas, se le dio una
explicación de lo que todo esto significaba y se le dijo: “El carnero que viste, el
señor de los dos cuernos, representa los reyes de Media y de Persia; el
macho cabrío es el rey de Grecia y el gran cuerno entre sus ojos, es
su primer rey, que al quebrarse, da lugar a cuatro, puesto que de la nación
surgirán cuatro reinos, pero no con su poderío”. (Daniel 8:20..22)
Pues bien, la historia
ha probado que el “rey de Grecia” derrocó al ‘carnero de dos cuernos’,
el Imperio Medo-Persa. Aquel macho cabrío alegórico, tenía un ‘gran cuerno’
en la persona de Alejandro Magno, pero después de su muerte, sus cuatro
generales le reemplazaron tomando el poder y fundando “cuatro reinos”,
que nunca alcanzaron el poder del reino de Alejandro.
20 Otras profecías que en
su día se cumplieron, están relacionadas con los destinos de las ciudades de
Nínive y Babilonia, y de muchos otros pueblos y naciones; y también se han
cumplido gran parte de las profecías mesiánicas relacionadas con Jesús. Sin
embargo, existen profecías que están destinadas a cumplirse en un tiempo aún
futuro, un tiempo que en la Biblia se denomina ‘tiempo del fin’, o ‘final
de los días’, y estas son del máximo interés para nosotros.